Al atardecer se acercaron a Jesús sus discípulos y le dijeron: Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.
No tienen que irse contestó Jesús. Denles ustedes mismos de comer.
Ellos dijeron: No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.
Tráiganlos acá, les dijo Jesús. Mateo 14:13
Cuando miramos algunas situaciones con los ojos naturales, nos pasa lo que les pasó a los discípulos de Jesús. Ellos vieron la cantidad de gente que había en un lugar desolado, y se olvidaron de quien estaba con ellos. Pensaron humanamente una solución, y se lo dijeron a Jesús. ¡Los discípulos eran humanos como nosotros!
Acaso no nos pasa también a nosotros muchas veces, tanto en lo físico, como también en lo espiritual.
Hay cosas que nos superan en cuanto a poder dar una solución, tratamos de buscar una a nuestra manera, como hicieron los discípulos, también nosotros le decimos a Jesús que es lo que él tiene que hacer, lo mismo que hicieron sus discípulos.
Sin embargo Jesús no les reprocha, simplemente les dice que ellos son los que tienen que solucionar ese problema que ellos vieron, ¡Denle ustedes de comer! Dijo Jesús.
Pero con lo que ellos tenían era imposible satisfacer el hambre de todos los presentes, nuevamente Jesús les dice, tráiganlo acá. Se lo traen y en las manos de Jesús todo cambia, se multiplican y alcanza para satisfacer el hambre de todos y sobra.
Esto nos enseña que lo que tenemos aunque parezca insignificante para solucionar el problema existente, si se lo entregamos a Jesús, él lo bendice y se multiplica y alcanza para resolver el problema que nos preocupa.
El Señor puede permitir que te encuentres en una situación donde personas necesiten satisfacer su hambre espiritual, pero tú te miras a ti mismo, y dices no puedo, tendrán que buscar en otra persona. Pero Jesús te dice dale tú. Pon lo que tienes en las manos de Cristo y él se encargará que cada persona sea satisfecha con lo que tú le das.
No estás solo, Jesús está contigo. Cristo en nosotros es la esperanza de gloria.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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