lunes, 31 de enero de 2022

Viviendo en el Espíritu

Amados amigos y hermanos en Cristo.

Esto que dicen Las Sagradas Escrituras, es necesario tenerlo siempre presente, más ahora que vamos a comenzar un nuevo mes, estos tiempos tan complicados que nos toca vivir, son tiempos muy peligrosos en todo sentido.

 

Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.

En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana, a fin de que las justas demandas de la ley se cumplieran en nosotros, que no vivimos según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu.

Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu.

La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.

La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo.

Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.

Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.  Romanos 8:1-9

Meditemos en esta Escritura, para estar seguro de pertenecer a Cristo, porque puede pasar que seamos muy religiosos, pero no se tenga la seguridad de la vida eterna. Eso ocurre cuando se vive según la naturaleza humana y eso produce vidas opacas y sin sentido. En cambio cuando se vive en el Espíritu la vida es diferente, porque Cristo da la fuerza y la sabiduría para vencer cualquiera sea los inconvenientes que se presenten.

Recordemos, todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Los abrazo en Cristo. P. Sosa.

 

sábado, 29 de enero de 2022

¿Religión cristiana o vida en Cristo?

Cuando se habla de religión cristiana, ¿qué se quiere decir? Porque una inmensa mayoría de personas, dicen que son practicante de la misma. Sin embargo nuestra sociedad, cada vez está más deteriorada.

Jesús nunca habló de religión, Él dijo; Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia. Juan 10:10  

Cuando vamos a las enseñanzas bíblicas descubrimos que ellas permanentemente hablan de vivir en Cristo, y no de prácticas religiosas.

Las prácticas religiosas son circunstanciales en la vida de las personas, son rituales que se deben cumplir de acuerdo al programa que tenga la religión. Pero que normalmente no inciden en la conducta y comportamiento diario de las personas, a tal punto que existe una dualidad de vida, que se conoce como vida secular y vida religiosa. Es decir que en la práctica lo espiritual no hay que mesclar con el diario vivir, lo espiritual se debe dejar para vivir en los templos o catedrales, pero no en el hogar con la familia, menos aún en el trabajo o en las salidas con los amigos. Son actitudes paralelas. ¿Será que debe ser así?

 La biblia dice; El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo.

1 Juan 2:6

La vida en Cristo es diferente, no es una vida religiosa, es una actitud práctica de vida, es integral, afecta para bien todo el ser, espíritu, alma, y cuerpo, e involucra todas las circunstancias del diario andar. Conduce a ser una persona íntegra, de una sola pieza, no hay lugar para algo secular, todo es espiritual, en todo se debe depender del Espíritu de Cristo.

El trato con la familia, la responsabilidad en el trabajo, los momentos de diversión, todo debe estar “supervisado” o aprobado por la palabra de Dios y guiado por el Espíritu de Cristo. Ahora bien, no hay que confundir palabra de Dios, con enseñanza humana que muchas veces está direccionada para manipular la vida de la persona.

Por eso es necesario conocer a Dios, conocer su palabra escrita, meditarla y permitir que el Espíritu de verdad enseñe y convenza, cuál es la voluntad o propósito de Dios para cada persona en particular.

Saber esto; Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10

Esto nos libera porque no hay que pensar, “que puedo hacer para Dios”, sino sencillamente preguntar a Dios, ¿Cuáles son las buenas obras que tu preparaste, para que yo ande en ellas? Sin dudar que el Espíritu le hará entender que todo lo bueno que usted haga en beneficio del prójimo sin distinción, es obra que Dios le impulsa a hacer.

La vida en Cristo es preciosa, es desafiante, nos impulsa a buscar más de él, a tener una mayor dependencia del Espíritu Santo, a meditar más en su palabra, nos hace sabio para hacer el bien, e inteligente para apartarnos del mal. Además en las peores circunstancias se puede tener paz interior, y el mayor compromiso se tiene con el Señor que redimió nuestros pecados, haciéndonos caminar continuamente a la luz de su preciosa palabra.

Podemos decir como el apóstol Pablo; Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.   

 

jueves, 27 de enero de 2022

Esto es lo que agrada a Dios.

 

Porque misericordia quiero y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Oseas 6:6

El ser humano es tan complejo que muchas veces termina complicando lo sencillo, esto sucede en todo los órdenes de la vida. Eso hace que esté más dispuesto a escuchar y seguir a una religión, que escuchar y seguir a Dios. Tal vez porque la religión pide sacrificio personal, como ser flagelar su propio cuerpo, como muestra de religiosidad para ganarse el cielo, también dar cosas materiales que le cuesta un gran esfuerzo conseguir porque son caras. Cosas que muchas veces ni siquiera para su familia está dispuesto a dar, por qué ¿quién le reconocerá y aplaudirá por eso? Pero si lo hace para la religión, tendrá su reconocimiento público y eso satisface su ego.

Sin embargo, Dios que es dueño de todas las cosas, no nos pide sacrificios económicos, tampoco sacrificios materiales, menos flagelación física. Dios no está interesado en nuestro hacer, Dios se interesa por nuestro ser. Dios da mayor importancia a lo que soy, y no tanto lo que hago.

Por ejemplo ¡Cuánto cuesta al ser humano ser misericordioso! Sin embargo no tiene problema en dar cierta cantidad de dinero para sacarse de encima a alguien que representa un problema. Pero, hay promesa de Dios para la persona misericordiosa. Jesús lo dijo; Bienaventurado los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. ¡Cuánto cuesta a la persona querer conocer a Dios! Es más fácil que le cuenten acerca de Dios, que tratar de conocer personalmente a Dios y relacionarse con él. Cuando escucha de Dios, siempre su pensamiento es que el otro necesita eso, él no.

Sin embargo. El Señor dice: Que no se enorgullezca el sabio de ser sabio, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza.  Si alguien se quiere enorgullecer, que se enorgullezca de conocerme, de saber que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, justicia y rectitud, pues eso es lo que a mí me agrada. Yo, el Señor, lo afirmo.  Jeremías 9:22-23

La misericordia y el conocimiento de Dios son sumamente importantes en la vida de todo seguidor de Cristo, de todos aquellos que somos creyente en Cristo. Es tan importante que nuestro Señor dijo; La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.

Si el Señor nos tomara un examen en este tiempo. ¿Cómo andamos con estos temas?

Aprovechemos este tiempo para hacer un auto examen. Pregúntese ¿Soy misericordioso? ¿Conozco a Dios? ¿Agrada a Dios mi vida?

El Señor le fortalece cada día para que su respuesta pueda ser, sí, y amén.

Los abraza en Cristo. P. Sosa     

miércoles, 26 de enero de 2022

Todo es posible con Jesús.

 

Al atardecer se acercaron a Jesús sus discípulos y le dijeron: Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.

No tienen que irse contestó Jesús. Denles ustedes mismos de comer.

Ellos dijeron: No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.

Tráiganlos acá, les dijo Jesús. Mateo 14:13

Cuando miramos algunas situaciones con los ojos naturales, nos pasa lo que les pasó a los discípulos de Jesús. Ellos vieron la cantidad de gente que había en un lugar desolado, y se olvidaron de quien estaba con ellos. Pensaron humanamente una solución, y se lo dijeron a Jesús. ¡Los discípulos eran humanos como nosotros!

Acaso no nos pasa también a nosotros muchas veces, tanto en lo físico, como también en lo espiritual.

Hay cosas que nos superan en cuanto a poder dar una solución, tratamos de buscar una a nuestra manera,  como hicieron los discípulos, también nosotros le decimos a Jesús que es lo que él tiene que hacer, lo mismo que hicieron sus discípulos.

Sin embargo Jesús no les reprocha, simplemente les dice que ellos son los que tienen que solucionar ese problema que ellos vieron, ¡Denle ustedes de comer! Dijo Jesús.

Pero con lo que ellos tenían era imposible satisfacer el hambre de todos los presentes, nuevamente Jesús les dice, tráiganlo acá. Se lo traen y en las manos de Jesús todo cambia, se multiplican y alcanza para satisfacer el hambre de todos y sobra.

Esto nos enseña que lo que tenemos aunque parezca insignificante para solucionar el problema existente, si se lo entregamos a Jesús, él lo bendice y se multiplica y alcanza para resolver el problema que nos preocupa.

El Señor puede permitir que te encuentres en una situación donde personas necesiten satisfacer su hambre espiritual, pero tú te miras a ti mismo, y dices no puedo, tendrán que buscar en otra persona. Pero Jesús te dice dale tú. Pon lo que tienes en las manos de Cristo y él se encargará que cada persona sea satisfecha con lo que tú le das.

No estás solo, Jesús está contigo. Cristo en nosotros es la esperanza de gloria.

Los abraza en Cristo. P. Sosa

domingo, 23 de enero de 2022

¡Volver al hogar!

Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él.  Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.  Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban. Marcos 5

¡Cuántas personas han recibido un milagro de Dios, por medio de la obra de Cristo en su vida! ¡Desean estar con Jesús, quieren andar con él, quieren contar a otros acerca de Jesús, quieren llevar el mensaje a las naciones!

Es natural querer hacer todo esto, porque es tan grande lo que se recibe del Señor, que la persona quiere que todos conozcan el poder de Dios obrando para transformar sus vidas y cuán grande es su misericordia.

Pero, no hay que apurarse. Es tanto el entusiasmo que no se toman el tiempo suficiente para conocer más a Dios, aprender más de Dios, de su palabra y del obrar de Dios en las vidas entregadas a él, algo tan necesario, tomarse el tiempo para experimentar y aprender más.

Antes de salir a contar a otros lo que Dios hizo en su vida en particular, es necesario volver al hogar, volver donde está la familia, los que le conocen bien, que ellos sean los primeros en ver el poder transformador de Dios obrando en su vida, siendo testigo del cambio que hace Cristo en el corazón de aquel que se entrega a él.

Mientras tanto continuar conociendo al Salvador, leyendo y meditando en las Sagradas Escrituras, descubriendo el mover del Espíritu Santo en su vida, preparándose para dar testimonio a todos aquellos que quieran saber que pasó en su vida, que fue lo que hizo de usted una persona diferente. O sea ir creciendo y madurando en el conocimiento del Salvador, de esa manera, podrá ser testigo y además testificar con poder y autoridad el mensaje del evangelio de Jesucristo el Señor.

Los abraza en Cristo. P. Sosa