Cada vez que se acerca una elección, nos guste o no, queramos o no, terminamos participando a favor o en contra de algo o de alguien. Si tenemos la edad suficiente para elegir, también debemos participar de la misma.
La Biblia dice;
Pongo hoy como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige la vida y viviréis tú y tu descendencia. Deuteronomio 30:19
Los postulantes a los cargos a elegir, ofrecen distintas propuestas incentivando la elección, cada uno propone lo que dice que va a realizar en el caso que sea elegido. Todo muy lindo, pero muchas veces esas propuestas no se cumplen. Tampoco cambia en algo nuestra vida cotidiana, todo sigue con las mismas expectativas y las mismas frustraciones, atrapados muchas veces en el circulo vicioso de prueba y error.
Ahora bien, hay otra elección de la cual participamos todos sin excepción, y tiene que ver con la vida, la vida personal de cada uno. Pero también como en toda elección, hay distintos ofrecimientos y distintas propuestas de vida, que provienen de distintos lugares y de distintos ámbitos que quieren que aceptemos su propuesta de vida. Pero nuevamente hay que saber que es la persona, la responsable de elegir qué propuesta le interesa y cuál es la que va a aceptar. Porque una vez aceptada si se equivocó, es difícil salir de ella y optar por otra, aunque no siempre hay una oportunidad de hacerlo.
Entre todas las propuestas de vida, está también la propuesta de Dios, por medio de Cristo que dijo; Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia. Si eliges esta, te puedo asegurar que nunca te vas a arrepentir de haberlo hecho. Es la única propuesta que realmente produce vida. Vida en plenitud, vida saludable y por sobre todo, vida eterna.
No es una vida rutinaria, sino una vida de continuos desafíos de superación, de lucha, pero no en contra de otros, sino en contra de todas aquellas cosas que quieren arruinar esta vida maravillosa que elegiste vivir. Pero también es cierto que en esa lucha no estás solo, sino que el dador y sustentador de la vida está contigo, todos los días hasta el fin del mundo.
Esto amerita una pregunta, ¿qué propuesta de vida elegirás?
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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