domingo, 28 de noviembre de 2021
¡Segura protección!
Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. Me puede atacar un ejército, pero yo no siento miedo; me pueden hacer la guerra, pero yo mantengo la calma. Salmo 27:1-3
Miedos y temores son sentimientos que acompañan en varias ocasiones a la mayoría de los seres humanos. Cuando están solos, cuando están acompañados, cuando tienen que tomar decisiones, cuando tienen que realizar un trabajo, ante algo desconocido o ante una enfermedad, al entrar a un lugar oscuro o enfrentar una situación complicada. Todas estas cosas producen miedos o temores a las personas. Los miedos y temores paralizan a la persona y no le permiten avanzar y terminan siendo esclavas de algo o de alguien, que les utilizan para su propio provecho.
El salmista sabía eso, por esa causa toma la decisión de refugiarse en Dios. Reconoce que puede confiar plenamente en el Dios Todopoderoso, y así vivir y andar tranquilo sin miedo y sin temor a nada. El pasado ya no cuenta, en el presente camina de la mano de Dios, y el futuro deja de ser una preocupación, porque sabe que allí también estará Dios para cuidar de él. ¡Qué seguridad! ¡Cuánta paz interior trae esto! ¡No se compara con nada!
Yo, hace más de cincuenta años que tomé esta decisión de confiar en el Dios de los cielos, y si por alguna razón tendría que volver a hacerlo, ¡No dudaría un instante en ponerme nuevamente bajo su protección! Espero que también usted haya probado lo maravilloso que es ¡confiar en el Dios viviente!
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
miércoles, 24 de noviembre de 2021
Cuidemos no unos a otros.
Cuando se junten o se reúnan, canten salmos, himnos y canciones espirituales. Alaben a Dios el Padre de todo corazón, y denle siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:19
Las fiestas de fin de año están cada vez más cerca, esos son momentos únicos en la vida familiar, y también con amigos. ¡Cómo se extrañan esas reuniones! ¡Cómo se extraña el juntarnos! Poder vernos, conversar, hacer planes, compartir experiencias de vida, eso es gratificante. Aunque también hay veces que juntarse para pasar un rato, no siempre termina bien, porque si hay algo que al ser humano le cuesta es ponerse de acuerdo sobre algo en común, y sin darse cuenta se termina discutiendo por cosas insignificantes, que arruinan ese momento especial.
En este pasaje bíblico hay sugerencias prácticas de cosas que se pueden realizar en común, y que sin duda no traerá ningún conflicto. Pero muchas veces esto se toma como algo que se hace solo en las reuniones religiosas, y no creo que sea así.
Porque las personas siempre tenemos motivos al encontrarnos para dar gracias a Dios. Por su amor, por su bondad, por su misericordia, por su cuidado, por darnos el don de la amistad, por sus provisiones y por sobre todo, por darnos vida y salud.
Si se practica esto sin duda que no habrá espacio para las críticas innecesarias de unos a otros, ni tendrá entrada el chisme que tanto daño hace, ni la calumnia destructiva de personas y amistades.
Todo lo que se haga será edificante, redundará en beneficio propio y de los demás, la amistad será fortalecida, el compañerismo crecerá, y lo más lindo será el hecho de construir momentos inolvidables para que otros también tengan el deseo de participar de estos encuentros.
Todos estábamos esperando el momento de encontrarnos otra vez, ahora que llegó, aprovechemos para construir una mejor convivencia colectiva de amistad y compañerismo en nuestra sociedad, cuidándonos unos a otros como parte de una familia grande y numerosa.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
domingo, 21 de noviembre de 2021
Conociendo a Dios.
Todas las personas que hemos aceptado a Cristo como nuestro salvador personal, comenzamos a descubrir una nueva forma de vivir, en esta vida renovada que recibimos de Dios en Cristo. Una vida diferente a la que conocemos, diferente a lo que las personas viven en el mundo, es la vida que se vive en el reino de Dios. Nos maravillamos de cada cosa que nos pasa o que vemos en otros hermanos en la fe, de cómo actúa Dios en la vida diaria de las personas que le pertenecen.
Descubrimos a un Dios cercano, un Padre bueno que nos enseña y corrige con paciencia y amor, diferente al dios que la religión enseña. El dios que las religiones presentan en un dios vengativo, enojado y dispuesto a castigar al ser humano, con todo el peso de la Ley. Sin embargo la Biblia dice; Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar a las personas, sino para que las personas sean salvas por él. Juan 3:16-17.
Es por eso que hay que conocer las Sagradas Escrituras leyéndolas, memorizando y meditando en ellas pidiendo al Espíritu Santo, que vaya revelando lo que Dios quiere y pide de cada persona en este mundo.
Normalmente las personas por comodidad o por alguna otra razón, no se dedican a leer las Sagradas Escrituras, prefieren escuchar lo que otros están leyendo, y se conforman con eso. Pero lo mejor y más saludable es que cada cristiano pueda leer su biblia, así puede hacerlo detenidamente, pensando en lo que está leyendo, y si algo no entiende, volver a leerlo hasta que pueda entender con la ayuda del Espíritu de Dios. Así cuando lo entiende y es algo que debe vivir, puede comenzar a practicar en su vida y cuando es algo que a Dios no le agrada, podrá despojar de su vida para no seguir ofendiendo a Dios.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
miércoles, 17 de noviembre de 2021
Difícil, pero no imposible.
No te enojes por causa de los malvados, ni sientas envidia de los malhechores, pues son como la hierba que al cortarla pronto se seca.
Tú debes confiar en Dios. Dedícate a hacer el bien, establécete en la tierra y mantente fiel a Dios. Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas.
Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor; así todos verán con claridad que tú eres justo y recto. Calla en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe; no te enojes por causa de los que prosperan ni por los que hacen planes malvados.
No des lugar al enojo ni te dejes llevar por la ira; eso es lo peor que puedes hacer. Los malvados serán destruidos, pero los que esperan en Dios recibirán la tierra prometida. Salmo 37
Mirando a nuestro alrededor y ver tanta maldad e injusticia nos pone mal, pero debemos creer lo que Dios dice por medio de su palabra escrita, confiar que solamente Dios puede cambiar la situación y la vida de estas personas.
Para nosotros es imposible, pero para Dios no. Pongamos nuestra confianza en Él y disfrutemos la vida que Dios nos permite vivir. Esa vida buena, saludable, siendo compasivo con aquellos que se equivocan con su forma de vivir.
No permitamos que las conductas corruptas o violentas, cambien nuestros valores y comportamiento, dañando nuestra confortable manera de vivir en familia y en paz.
Sepamos que este mundo en el cual vivimos, va camino a su propia destrucción por causa de la maldad del ser humano. Es por eso que debemos estar atento a nuestro comportamiento, así evitamos correr la misma suerte que el mundo. Dios por medio de su palabra nos advierte; sabed que vuestro pecado os alcanzará.
Es mejor esperar que la Gracia de Dios les alcance, bendiciendo sus vidas, para no tener envidia de los que hacen daño al prójimo y aparentemente les va bien, lo cual es un error.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
sábado, 13 de noviembre de 2021
La tierra está maldita
Al hombre le dijo: Como hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol del que te prohibí comer, la tierra va a ser maldita por tu culpa; con fatiga sacarás de ella tu alimento durante todo el tiempo de tu vida; te producirá espinos y cardos, y comerás hierba del campo. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra de la cual fuiste formado, pues eres polvo, y al polvo volverás. Génesis 3:17-19
Muchos se preguntan, ¿Por qué pasa lo que nos pasa? ¿Por qué la tierra está tan convulsionada? ¿Por qué el clima se nos vuelve adverso? Todo esto tiene la respuesta en la palabra de Dios, que es la biblia.
Cuando Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios, no solo arruinaron sus vidas, sino también eso afectó a la tierra en la cual estaban. Pero no solo eso, acá vemos las consecuencias del poder destructor del pecado, como se extiende a lo largo de la historia humana, llegando hasta nuestros días.
Todo lo que nos pasa en este tiempo, es por causa del pecado que entró al mundo y no hay poder humano que lo pueda detener. El ser humano es incapaz de vencer el pecado que afecta no solo su vida, sino también la naturaleza toda. ¡Eso es terrible! ¿Qué hacemos?
Dios en su gran amor y misericordia propone al ser humano la única salida, solo que, es la persona quien debe tomar la decisión de aceptar o no, esa propuesta.
Un cambio de rumbo a toda esta terrible situación que afecta la tierra y a la humanidad, está en la persona de Jesús el Hijo de Dios y su obra Redentora en la cruz del Calvario. Se acepte o no, se crea o no, esto es así.
Solo Dios en su gran misericordia, amor y compasión, puede salvar y cambiar la condición de cada persona en este mundo. ¿Cómo? ¿De qué manera? Cuando la persona con arrepentimiento en su corazón, se acerca a Dios por medio de Cristo, reconociendo la necesidad de ser perdonada, Dios perdona el pecado, lo sella con su Espíritu Santo y comienza una nueva vida en Cristo.
Quiero decirle que, el mundo no va a cambiar, pero la situación de cada persona que viene a Dios arrepentida, va a ser diferente, tendrá un cambio radical para bien suyo y de la familia. Dios quita la maldición del pecado, y bendice esa vida para ser bendición donde quiera que esté. Usted, ¿ya está bendito en Dios, o todavía está bajo la maldición del pecado?
Los abraza en Cristo. P. Sosa.