sábado, 5 de junio de 2021

Pensemos por un momento.

 

Todos nosotros (las personas) nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino,
pero el Dios cargó sobre Cristo la maldad de todos nosotros.  Fue maltratado, pero se sometió humildemente, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan.  Se lo llevaron injustamente, y no hubo quien lo defendiera; nadie se preocupó de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo.  Lo crucificaron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con gente perversa, aunque nunca cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca. Isaías 53

Estando en otra ciudad una vez, salí a caminar y sin darme cuenta, me perdí, no sabía cómo volver. ¡Qué terrible experiencia! Quizás usted también pasó por esto alguna vez. Es feo, verdad, pero tiene solución, preguntando, se regresa.

De esto trata este pasaje bíblico de la perdición del ser humano, pero no como algo temporal sino eternamente. Si en lo físico es terrible, ¡Cuánto más en lo espiritual! El ser humano se alejó de Dios por causa del pecado, y aunque muchas veces trata de volver, no sabe cómo. Busca en la religión pero no le satisface, no es el camino. Dios ha establecido el único camino de regreso a Él por medio de Cristo. Jesús dijo; Yo soy el camino, nadie viene a Dios el Padre sino es por mí.

Le pregunto, ¿continúa perdido o ya encontró el camino de regreso a Dios?

Los abraza en Cristo. P. Sosa

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