Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó, y les dio su bendición: Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran. Génesis 1:26-31
Los seres humanos fuimos creados con obligaciones y derechos. Es
normal entre las personas reclamar sus derechos. Pero debemos darnos cuenta que
yo, como persona no puedo obligar a mi prójimo a hacer algo que no quiere o no está
dispuesto a hacerlo. Por ejemplo; no puedo obligarlo a que me respete o a que
haga algo por mí, me respetará si él considera que soy digno de respeto o me
ayudará si quiere y si tiene ganas de hacerlo. Yo puedo pedirle, puedo exigirle, puedo
suplicarle, pero no puedo obligarle, eso lo debemos entender pues por causa de
que eso no se tiene presente, hay problemas que surgen en los momentos menos
esperado
Sin embargo, cada persona tiene poder y autoridad sobre sí
mismo. Es ahí donde se debe poner el énfasis ¿Por qué? Muy sencillo, porque si
yo cumplo con mis obligaciones con responsabilidad, sin dudar puedo asegurar
que el derecho de mi prójimo no será avasallado, y si mi prójimo es responsable
con sus obligaciones como persona, mis derechos no estarán en peligro.
Viéndolo de esta manera, tomando las palabras del Maestro de los
maestros, Jesús, que dijo; traten a los demás como les gustaría ser
tratados ustedes. ¡Excelente principio de convivencia!
Practicando esto no habría problemas al relacionarse unos con otros,
la vida en sociedad sería diferente, mucho más distendida, más agradable y
menos tensionada. ¿No le parece maravilloso? Estaríamos continuamente
promoviendo la paz, tan necesaria en la vida familiar, entre amigos y en la
sociedad toda.
Bendiciones…. Continuará… P: Sosa
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