El ladrón no viene más que a robar,
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en
abundancia. Evangelio de Juan 10 Segunda
parte
La pregunta que surge es; ¿Qué significa
tener vida? Porque el ser humano respira, camina, trabaja, forma familia, se
mueve, se alimenta, se divierte, etc.
Eso ¿no es tener vida? Todas esas cosas
que realiza el ser humano, solo demuestra su existencia en este mundo. Muchas
veces se refugia en la religión, en la política, o en algún tipo de actividad
buscando satisfacer ese vacío interior, se siente insatisfecho y no sabe por
qué.
¿Qué
necesita para estar bien?
¿Cambio de religión o cambio de vida?
La
religión no soluciona el problema humano, muchas veces, es el problema que
tiene el ser humano.
Porque las religiones no tienen poder para cambiar el interior de una persona,
sino más bien le agregan más culpa y sufrimiento. Por lo tanto no es cambio de
religión lo que necesita la persona. Su necesidad es un cambio de vida. ¿Cómo
lograrlo? Es por esto que Cristo vino a este mundo. Él dijo; Yo soy la vida.
Para tener vida espiritual, es necesario
nacer espiritualmente de Dios. ¿Cómo? Aceptando la vida de Dios, que viene a
través de aceptar por la fe a Cristo en el corazón. Eso produce un cambio
interior, el Espíritu Santo comienza a realizar esa obra transformadora de
adentro hacia afuera, algo que ningún otro lo puede hacer.
La verdadera vida implica estar
satisfecho interiormente porque es vida espiritual, aun cuando no se logre o se
obtenga todo lo que la persona desea. Tiene paz interior. Agradece por cada
logro obtenido, y cuando algo no sale de acuerdo a lo que desea, igual agradece
a Dios, porque viene algo mejor aunque no lo pueda entender, pero lo acepta por
la fe en Cristo, sabiendo que es amado por Dios.
Además ya no vive para sí, sino que
piensa y se ocupa de ayudar al otro. Es una persona feliz, ya no vive
quejándose sino que vive agradecida de despertar cada día y tener nuevas
oportunidades de servir al prójimo.
Todo lo que vive y hace es para la
gloria de Dios y produce satisfacción interior y un gozo indecible en la
persona. ¡Eso es vida plena y abundante! La que Cristo ofrece.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario