El ladrón no viene más que a robar,
matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en
abundancia. Evangelio de Juan 10
Esto lleva a reflexionar, ¿Entendemos
esta expresión del Señor?
¿Quién es el ladrón al que hace
referencia? ¿Qué es lo que roba, mata y destruye este ladrón?
Las personas entramos a este mundo a
través del nacimiento físico, por lo tanto tenemos vida física. Adquirimos
conocimientos, desarrollamos capacidades y tratamos de ser alguien en este
mundo. Queremos crecer construyendo un futuro personal, lograr un título, tener
una profesión, también formar familia y seguir multiplicándonos y colaborando con
la sociedad en la cual vivimos.
Pero no siempre se puede lograr, ¿por qué? Ahí toma relevancia la
palabra dicha por Jesús. Alguien al que no vemos porque es un ser espiritual,
no lo conocemos y que muchas veces no se quiere creer en su existencia, se mete
en la vida de las personas y les roba la esperanza, mata los sueños y destruye
su futuro, porque es maligno y es perverso. Esa es la tarea del diablo, el ladrón al que hace referencia el Señor.
¿Por qué lo hace? Porque odia a Dios y a
la humanidad, y a todo lo bueno que representa a Dios, como ser la creación,
las personas, la familia.
El ser humano no tiene fuerza en sí
mismo, para luchar contra ese ladrón. Porque si bien nace físicamente vivo, no
tiene vida espiritual, esa vida que proviene de una relación directa con Dios
nuestro creador. Esto ninguna religión de las miles que existen pueden
solucionar, porque no es un tema religioso, es un asunto espiritual de vida o
muerte, que solamente una persona puede traer la solución.
Esa vida de la cual habla el Señor
Jesús. ¿Dónde encontrarla? ¿Cómo es? ¿Es
para este tiempo? ¿Es para todos? Continuará…
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