Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es
el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de
estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos,
como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor
razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Hebreos 10: 23-25
Si leemos estos versículos sin meditarlos, podemos caer en el
error de creer que durante este periodo de tiempo que estamos viviendo, esto no
es posible hacer. Pero ¿Es así?
Es cierto que por ahora no se puede concurrir a los templos y
reunirse, sin embargo es en este momento donde más necesitamos el alentarnos y
estimularnos unos a otros al amor y las buenas obras. ¿Cómo hacerlo?
Congregarse, es reunirse. Pero ¿Con quién? ¿Dónde?
Este es el mejor momento porque la familia está reunida
(congregada) en su casa, pueden conocerse, interesarse por cada integrante de
la misma, conocer sus necesidades afectivas, emocionales, materiales y
espirituales de cada uno, que sin duda son distintas, porque cada integrante de
la familia es diferente y muchas veces desconocido para el otro, aunque viven
junto, pero que muchas veces se ven poco o tienen poco tiempo para conversar.
La familia es la
congregación primaria donde se debe practicar todo esto que dicen las Sagradas
Escrituras. Porque en
la familia es necesario amarse, aguantarse, escucharse, respetarse, soportarse
unos a otros, animarse y estimularse, porque no son unas horas sino días,
semanas y meses de convivencia. Para esto hay que proponerse y exponerse a
fracasar o cometer errores en función de aprender la convivencia familiar, pero
no hay que desanimarse, hay que continuar intentado, porque nos estamos
preparando para cuando llegue el momento de juntarnos a la gran familia en el
reino de Dios.
Además en la familia es
donde se aprende una verdadera y genuina comunión y dependencia con nuestro
Dios y Salvador Jesucristo. Jesús dijo; Mas la hora viene,
y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en
verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios
es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que
adoren. El propósito de congregarse siempre debe ser la Adoración a Dios, y el estimularnos
al amor para fortalecernos unos a otros en la vida del reino de los cielos.
Porque si se aprende esta lección en la casa, en la
congregación grande que es la iglesia nos resultará más fácil el poder amar y animar
a otros, alentar a otros, preocuparse por el otro, porque no habrá ni asomo de
competencia, egoísmos o intereses personales, sino que juntos tendrán un
propósito en común, el extender el reino de Dios, reino de amor, de respeto, de
santidad y de servicio a Dios a través de servir al prójimo.
Por último; no dejen de congregarse ¿Dónde? Ante el trono de
gracia, en la persona de nuestro Señor Jesucristo, por medio del Espíritu
Santo, para estimularse al amor y las buenas obras como familias cristianas,
sin salir de sus casas, entendiendo el verdadero significado de la palabra congregarse.
Preparándonos para este gran día que dijo Jesús; Cuando yo,
el Hijo del hombre, regrese, vendré como un rey poderoso, rodeado de mis
ángeles, y me sentaré en mi trono. Gente de todos los países se presentará
(congregará) delante de mí, y apartaré a los malos de los buenos, como el
pastor que aparta las cabras de las ovejas. A los buenos los pondré a mi derecha, y a
los malos a mi izquierda. Entonces yo, el Rey, les diré a los buenos: ¡Mi Padre los
ha bendecido! ¡Vengan, participen del reino que mi Padre preparó para ustedes desde
antes de la creación del mundo! Mateo 25:31 ¡¡¡Glorioso Día!!!
Que pasen un bendecido fin de semana, juntos y en armonía,
porque allí Dios envía bendición y vida eterna. P. Sosa
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