domingo, 1 de septiembre de 2019

Medicina para un mundo enfermo.





El ser humano está enfermo, está contaminado por el pecado, y las consecuencias son; odio, resentimientos, injusticia, violencia, avaricia, soberbia, ingratitud, vanagloria, blasfemias, corrupción, perversión, impiedad, etc.
Enfermedades físicas, pero también emocionales y espirituales. Eso va afectando lentamente la vida humana y sus relaciones, pero también la naturaleza toda y nos vuelve vulnerables a todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestro mundo está enfermo, nuestro hábitat natural también está enfermo, gravemente enfermo.
El pecado trae enfermedad y muerte, afectando no solo al ser humano, sino a todo su entorno
Eso hace que las personas se enfermen.  Hay mucha contaminación en todo el planeta, eso tiene sus consecuencias en el  ser humano.
Las estadísticas nos muestran esta triste realidad humana.
Hoy en el mundo entero se venden toneladas de medicamentos y en muchos casos son insuficientes, para resolver el problema de la salud humana, la cual continúa deteriorándose.
Están surgiendo enfermedades que aparentemente habían sido erradicadas, y están apareciendo otras nuevas, para las cuales no se conocen medicina capaz de curarlas.
Ahora la pregunta es; ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es el problema?
Para poder dar un diagnostico perfecto, debemos consultar con el que sabe y conoce el origen del problema de la humanidad, y el único que tiene la medicina correcta para restaurar la salubridad en el mundo.

El problema del ser humano no es lo que vemos, lo que se ve son las consecuencias del verdadero problema.

El problema del ser humano es, haberse desentendido de Dios, eso trae incertidumbre,  soledad, angustia, confusión, violencia, conducta depravada, deseo de venganza, odio,  resentimiento, intolerancia, desprecio por la vida propia y la de los demás.
Dice La Biblia que el hombre está sin esperanza y sin Dios en este mundo. Efesios 2:12
Cuando no hay esperanza, no hay nada, se está vacío, se vive el momento y el presente únicamente, no existe el futuro en el pensamiento de tal persona.
Y si no hay futuro, el presente es lo único que importa, por lo tanto su idea es hacer todo lo que quiere hoy, no importa a quien afecte o dañe, total mañana sencillamente cree, que no estará.
Además al no tener a Dios en su pensamiento ni en sus planes, lo libera de cualquier límite que se lo quisiera imponer.
Porque según su pensamiento, nadie podrá pedirle cuenta de sus acciones, tampoco habrá alguien que lo condene por su conducta.
Para él, todo termina en la tumba, no existe vida después de la muerte, por lo tanto según su pensamiento equivocado es únicamente aquí y ahora que se sufren las consecuencias de los actos realizados.
Es el pensamiento de muchas personas, que el cielo y el infierno están aquí en la tierra en el presente que se vive.
Sin embargo leemos en Las Sagradas Escrituras lo siguiente; Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14
Por todo esto, la medicina tradicional y la ciencia, no pueden solucionar el problema humano. 
Por el desconocimiento que hay de Dios y su palabra en el mundo, tratan de solucionar las consecuencias y no el problema que produce estas consecuencias.
Todo lo que el hombre haga para que el mundo cambie, siempre es solamente un paliativo, un calmante, no el remedio que necesita.  continuará....

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