domingo, 29 de septiembre de 2019
sábado, 28 de septiembre de 2019
miércoles, 25 de septiembre de 2019
lunes, 23 de septiembre de 2019
Esto enseñó nuestro Señor Jesucristo.
Cuando ustedes oren, no usen muchas palabras, como hacen los que no conocen verdaderamente a Dios. Ellos creen que, porque hablan mucho, Dios les va a hacer más caso. No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan.
Ustedes deben orar así:
Padre nuestro
que estás en el cielo:
Que todos reconozcan
que tú eres el verdadero Dios.
Ven y sé nuestro único rey.
Que todos los que viven
en la tierra te obedezcan,
como te obedecen
los que están en el cielo.
Danos la comida que necesitamos hoy.
Perdona el mal que hacemos,
así como nosotros perdonamos
a los que nos hacen mal.
Y cuando vengan las pruebas,
no permitas que ellas nos aparten de ti,
y líbranos del poder del diablo.
Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes.
Ustedes deben orar así:
Padre nuestro
que estás en el cielo:
Que todos reconozcan
que tú eres el verdadero Dios.
Ven y sé nuestro único rey.
Que todos los que viven
en la tierra te obedezcan,
como te obedecen
los que están en el cielo.
Danos la comida que necesitamos hoy.
Perdona el mal que hacemos,
así como nosotros perdonamos
a los que nos hacen mal.
Y cuando vengan las pruebas,
no permitas que ellas nos aparten de ti,
y líbranos del poder del diablo.
Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes.
sábado, 21 de septiembre de 2019
¡Muy necesario!
El
matrimonio es el lugar donde se pule el carácter, se afianza la solidaridad, se
perfecciona el amor, se fortalece el respeto, se nutren las emociones y se
aprende la convivencia. Cuyo resultado es una familia sana, dichosa y feliz de
larga duración.
martes, 17 de septiembre de 2019
Violencia de género
Mucho se está
hablando en este tiempo de la violencia de género.
Pero ¿Qué es la
violencia en realidad?
Según el diccionario de la lengua castellana: Violencia
es la expresión espontánea de persona irascible, iracunda y brusca.
Es por eso que
aumenta cada día y no solamente de género, sino también escolar, laboral,
familiar, política, religiosa, legislativa, educativa, etc.
Pues persona
violenta hay en todo lugar y donde quiera que esté, se manifiesta con
brusquedad contra el ser más cercano. Porque
la violencia es violencia y toma nombre dentro del espacio o ámbito en el que
ocurre. Con estas tristes experiencias tan dolorosas y que nadie debería
pasar por esto, ya que vivimos en una sociedad civilizada, ¿civilizada?
Nosotros los
mayores debemos tratar de recobrar la templanza, hacer uso del dominio propio,
una característica de personas de bien. Con esa actitud podemos educar con el
ejemplo personal a niños, adolescentes y jóvenes, mostrándole lo hermoso que es
vivir en paz y armonía.
Teniendo en cuenta
los consejos de Dios para nuestro diario andar. Lo primero que necesitamos es,
armonizar nuestra relación con El, pedirle que perdone el pecado de no haberlo
tenido en cuenta y nos acepte como hijo, eso produce armonía interior, lo cual
me permite tener armonía con los demás.
Leemos en las
Sagradas Escrituras lo siguiente: Vivan en armonía unos con otros. No paguen a nadie mal por
mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Hasta
donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. No te dejes vencer
por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal. (Romanos 12:17)
¿Cómo podemos llegar a tener este estilo de
vida?
Esto es posible cuando aceptamos lo que Dios hizo a favor
de la humanidad, en la cruz del calvario, entregando a su propio Hijo a la
muerte de Cruz, para que usted y yo, tengamos un gran Sumo sacerdote que
interceda ante el Padre celestial, quien se levantó con poder de entre los muertos,
para darnos nueva vida por amor a usted y por amor a mí. Aceptemos ese
sacrificio y esa invitación de arreglar nuestras cuentas con Dios, por medio de
la muerte redentora de Cristo. Eso hará
que dejemos de ser violento para ser más comprensivo y amables con nuestros
prójimos.
Es importante el rol de ustedes, las
mujeres madres y futuras madres.
Les animo a
tomar el protagonismo, mirando el futuro pero viviendo el presente, con
respecto a frenar el aumento de la violencia de género. ¿Cómo?
Ustedes tienen
el enorme privilegio de influir en la vida de sus hijos cuando son grandes; mi
propuesta es, que comiencen esa influencia desde bebé. Enseñándoles,
instruyéndoles referente al respeto por la mujer; recordándoles que toda mujer
cualquiera sea su condición o situación, es potencialmente una madre,
coheredera de la gracia de la vida, por lo tanto se merece respeto y protección
de parte del varón o llamado sexo fuerte. Pues no es coherente ni admisible que
se idolatre a la madre y se maltrate a la esposa, novia o compañera.
Asimismo a las
nenas desde muy temprana edad, hay que enseñarles a valorarse a sí mismas, a mantener la pureza moral, a respetarse
ellas mismas para así ser respetadas como personas. Todos estos valores y
principios nunca debían haberse perdido, pero estamos a tiempo de volver a recuperar, a fin de que cada niño o
niña, reciba la formación necesaria para ser una persona de bien, creciendo
emocionalmente sanos y respetuosos de los valores humanos, en medio de una
sociedad deteriorada por la violencia.
Nunca más vigente
que ahora el mandato de Dios; instruye
al niño en su camino y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él. Proverbios
22:6
Y así se estará
construyendo una sociedad sin violencia donde podamos vivir plenamente el
mandato de Jesús; ámense los unos a los otros.
sábado, 14 de septiembre de 2019
jueves, 12 de septiembre de 2019
miércoles, 11 de septiembre de 2019
martes, 10 de septiembre de 2019
domingo, 8 de septiembre de 2019
Para pensar, reflexionar y actuar.
Es interesante
leer un relato Bíblico en el evangelio de Lucas 19. En ese relato Jesús se
encuentra con un funcionario público, el mismo deseaba ver a Jesús, estaba
tratando de encontrar paz interior, pues durante su gestión pública,
aparentemente se había enriquecido más de lo debido y quería solucionar ese
tema que al parecer no lo dejaba dormir tranquilo.
Jesús entró en
Jericó. Allí
vivía Zaqueo, un hombre muy rico que era jefe de los cobradores de impuestos. Zaqueo salió a la calle para conocer a Jesús,
pero no podía verlo, pues era muy bajito y había mucha gente delante de él. Entonces corrió a un lugar por donde Jesús
tenía que pasar y, para poder verlo, se subió a un árbol de higos.
Cuando Jesús pasó por allí, miró hacia
arriba y le dijo: Zaqueo, bájate ahora mismo, porque quiero hospedarme en tu
casa.
Zaqueo
bajó enseguida, y con mucha alegría recibió en su casa a Jesús.
Cuando la gente vio lo que había pasado,
empezó a criticar a Jesús y a decir: ¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese
hombre tan malo?
Después de la comida, Zaqueo se levantó y
le dijo a Jesús: Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo. Y
si he “robado algo”, devolveré cuatro veces esa cantidad.
Jesús le respondió: Desde hoy, tú y tu familia son salvos,
pues eres un verdadero descendiente de Abraham. Yo, el
Hijo del hombre, he venido para buscar y salvar a los que viven alejados de
Dios.
Enriquecerse en la función pública no es
nuevo, ya ocurrida en tiempo de Jesús. Lo diferente de esa época es que todavía
había sensibilidad de conciencia. Zaqueo fue a la persona correcta buscando
ayuda para cambiar su conducta, “en esta época no pasa”, y en su encuentro con
Jesús encontró el perdón de Dios y la actitud correcta de manifestar su deseo
de devolver lo que no le pertenecía.
Siempre que se quiera cambiar de vida, Dios
está dispuesto a escuchar el pedido de auxilio y otorgar el perdón de los
pecados, dando la oportunidad de comenzar una nueva vida en Cristo.
miércoles, 4 de septiembre de 2019
La virgen María y el pueblo evangélico.
Hay un concepto equivocado con respecto a la creencia del
pueblo evangélico. Se dice que no creemos en la virgen María y tampoco en los santos.
Esto
es un error,
porque si hay alguien que realmente cree en la virginidad y santidad de María,
es el creyente en Cristo Jesús.
Ahora bien, esa creencia no implica aceptación, adoración ni petición a las imágenes que supuestamente representan a esas personas que vivieron en la antigüedad.
Ahora bien, esa creencia no implica aceptación, adoración ni petición a las imágenes que supuestamente representan a esas personas que vivieron en la antigüedad.
¿Por
qué no aceptamos, ni adoramos las imágenes y por qué no hacemos peticiones a
ellas?
Porque somos seguidores del Cristo
resucitado y nuestro manual de vida es el evangelio de Jesucristo y la santa
palabra de Dios.
En ella leemos que Dios dio mandamientos específicos con respecto a esto.
El mandamiento divino dice; No tengan otros dioses aparte de mí. No hagan ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar. No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Éxodo 20:1
Por lo tanto el pueblo evangélico no usa imágenes para su adoración a Dios, porque es imposible representar físicamente con algo al Dios viviente, además el conocimiento de la persona de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es espiritual y no física, los que vivieron en la época cuando Jesús estuvo físicamente en esta tierra, lo vieron en lo físico nosotros lo vemos en el Espíritu.
No rezamos ni oramos a los santos varones o mujeres que ya han partido para estar en la presencia de Dios, porque esa práctica está prohibida por nuestro Dios.
Está escrito que ningún hombre o mujer, deberá consultar a los muertos o hablar con ellos. (Levítico 20:27)
En ella leemos que Dios dio mandamientos específicos con respecto a esto.
El mandamiento divino dice; No tengan otros dioses aparte de mí. No hagan ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar. No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Éxodo 20:1
Por lo tanto el pueblo evangélico no usa imágenes para su adoración a Dios, porque es imposible representar físicamente con algo al Dios viviente, además el conocimiento de la persona de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es espiritual y no física, los que vivieron en la época cuando Jesús estuvo físicamente en esta tierra, lo vieron en lo físico nosotros lo vemos en el Espíritu.
No rezamos ni oramos a los santos varones o mujeres que ya han partido para estar en la presencia de Dios, porque esa práctica está prohibida por nuestro Dios.
Está escrito que ningún hombre o mujer, deberá consultar a los muertos o hablar con ellos. (Levítico 20:27)
Ellos ya cumplieron con el
propósito de Dios en esta tierra ahora ya se fueron a descansar, por lo tanto
ya no tienen conexión con el mundo de los vivos, están en otra dimensión.
Además cuando en la Biblia leemos acerca de los santos, se refiere a las personas que viven físicamente, que trabajan, estudian, atienden a su familia, sufren, lloran, se divierten, asumen responsabilidades, son parte de la sociedad, pero diferente, pues son personas que han nacido de nuevo en Cristo Jesús, por lo tanto practican la santidad de vida diaria, dependiendo de Cristo para todas sus acciones.
O sea que los santos no son solamente los que han muerto en santidad, sino los que viven una vida de santidad y cuando parten de este mundo, continúan viviendo eternamente en esa condición.
Por eso María, los Apóstoles del Señor y todos los hombres y mujeres de la antigüedad que han muerto físicamente, ya no pueden hacer nada por nosotros que estamos vivos, pues están en una dimensión diferente, en espera de la resurrección final.
Además cuando en la Biblia leemos acerca de los santos, se refiere a las personas que viven físicamente, que trabajan, estudian, atienden a su familia, sufren, lloran, se divierten, asumen responsabilidades, son parte de la sociedad, pero diferente, pues son personas que han nacido de nuevo en Cristo Jesús, por lo tanto practican la santidad de vida diaria, dependiendo de Cristo para todas sus acciones.
O sea que los santos no son solamente los que han muerto en santidad, sino los que viven una vida de santidad y cuando parten de este mundo, continúan viviendo eternamente en esa condición.
Por eso María, los Apóstoles del Señor y todos los hombres y mujeres de la antigüedad que han muerto físicamente, ya no pueden hacer nada por nosotros que estamos vivos, pues están en una dimensión diferente, en espera de la resurrección final.
La
única persona que vivió, murió y resucito es nuestro Señor Jesucristo.
Él dice esto; No tengas miedo. Yo soy el primero y el último, y estoy vivo.
Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre, y tengo poder sobre la muerte.
Revelaciones 1:17-18.
Esto explica porque no tenemos necesidad de imágenes, pues nuestra adoración y petición es al que vive por los siglos de los siglos.
Bendiciones.
Esto explica porque no tenemos necesidad de imágenes, pues nuestra adoración y petición es al que vive por los siglos de los siglos.
Bendiciones.
lunes, 2 de septiembre de 2019
Entonces ¿Qué hacer? ¿Cómo lograr el cambio? ¿Cómo sanar esta sociedad?
Este es el primer paso para ser sanado el
ser humano.
Convertirse o sea volverse a Dios,
reconocerlo en su diario vivir, viviendo de la manera que Dios quiere que se
viva.
¿Cómo saber lo que Dios quiere para mí?
Dirá usted, la respuesta es; escuchando y
leyendo la palabra de Dios, que es La Biblia.
Si, ya sé, usted se está preguntando, ¿me
tengo que volver religioso?
Quédese tranquilo, la respuesta es no.
Las religiones tampoco son la respuesta al
problema humano, al contrario muchas veces, yo diría en gran parte, contribuyen
a los problemas que afectan a la humanidad, provocando enemistades,
enfrentamientos y luchas de poderes.
La respuesta al problema humano, se
encuentra en una persona, un Hombre que vino este a mundo hace más de dos mil
años.
El
religioso cumple con los rituales que están en La Biblia. El cristiano
vive de acuerdo a las enseñanzas que están en La Biblia.
Por eso es importante escuchar y creer lo
que La Biblia
dice.
A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios; los cuales
no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón,
sino de Dios. Juan 1:11-13
Aceptar que los mandamientos de Dios, son
principios de vida, que Dios quiere que lo incorporemos para nuestro bien,
enseñanzas que nos ayudan a enfrentar las distintas dificultades, que
encontraremos a lo largo de nuestra existencia en este mundo.
Leemos; Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñarme, para redargüirme, para corregirme, para
instruirme en justicia, a fin de que cómo persona creada por Dios, viva una
vida plena de bienestar en armonía con mis semejantes. 2 Timoteo 3: 16
También es necesario hacer las paces con
el creador del universo, y por lo tanto Dueño de todo lo que hay en él,
incluyéndonos a nosotros los humanos.
Él nos enseña que hacer y cómo hacer, para
que esto vaya cambiando.
Leemos en su palabra lo siguiente; si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren
mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los
cielos, y perdonare sus pecados, y
sanare su tierra.
2
Crónicas 7:14
Por lo tanto, la contaminación ambiental,
la corrupción, la injusticia, la ambición desmedida, la inseguridad, la
depravación moral y todo lo que eso encierra, solo tiene solución en Cristo y
su Obra Redentora en la Cruz
del Calvario. Bendiciones
domingo, 1 de septiembre de 2019
Medicina para un mundo enfermo.
El ser humano está enfermo, está
contaminado por el pecado, y las consecuencias son; odio, resentimientos,
injusticia, violencia, avaricia, soberbia, ingratitud, vanagloria, blasfemias,
corrupción, perversión, impiedad, etc.
Enfermedades físicas, pero también
emocionales y espirituales. Eso va afectando lentamente la vida humana y sus
relaciones, pero también la naturaleza toda y nos vuelve vulnerables a todo lo
que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestro mundo está enfermo, nuestro
hábitat natural también está enfermo, gravemente enfermo.
El pecado trae enfermedad y muerte,
afectando no solo al ser humano, sino a todo su entorno
Eso hace que las personas se
enfermen. Hay mucha contaminación en
todo el planeta, eso tiene sus consecuencias en el ser humano.
Las estadísticas nos muestran esta triste
realidad humana.
Hoy en el mundo entero se venden toneladas
de medicamentos y en muchos casos son insuficientes, para resolver el problema
de la salud humana, la cual continúa deteriorándose.
Están surgiendo enfermedades que
aparentemente habían sido erradicadas, y están apareciendo otras nuevas, para
las cuales no se conocen medicina capaz de curarlas.
Ahora la pregunta es; ¿Por qué ocurre
esto? ¿Cuál es el problema?
Para poder dar un diagnostico perfecto,
debemos consultar con el que sabe y conoce el origen del problema de la
humanidad, y el único que tiene la medicina correcta para restaurar la
salubridad en el mundo.
El
problema del ser humano no es lo que vemos, lo que se ve son las consecuencias
del verdadero problema.
El problema del ser humano es, haberse
desentendido de Dios, eso trae incertidumbre,
soledad, angustia, confusión, violencia, conducta depravada, deseo de
venganza, odio, resentimiento, intolerancia,
desprecio por la vida propia y la de los demás.
Dice La Biblia que el hombre está sin esperanza y sin
Dios en este mundo. Efesios 2:12
Cuando no hay esperanza, no hay nada, se
está vacío, se vive el momento y el presente únicamente, no existe el futuro en
el pensamiento de tal persona.
Y si no hay futuro, el presente es lo
único que importa, por lo tanto su idea es hacer todo lo que quiere hoy, no
importa a quien afecte o dañe, total mañana sencillamente cree, que no estará.
Además al no tener a Dios en su
pensamiento ni en sus planes, lo libera de cualquier límite que se lo quisiera
imponer.
Porque según su pensamiento, nadie podrá
pedirle cuenta de sus acciones, tampoco habrá alguien que lo condene por su
conducta.
Para él, todo termina en la tumba, no
existe vida después de la muerte, por lo tanto según su pensamiento equivocado
es únicamente aquí y ahora que se sufren las consecuencias de los actos
realizados.
Es el pensamiento de muchas personas, que
el cielo y el infierno están aquí en la tierra en el presente que se vive.
Sin embargo leemos en Las Sagradas
Escrituras lo siguiente; Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio,
juntamente con toda obra encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14
Por todo esto, la medicina tradicional y
la ciencia, no pueden solucionar el problema humano.
Por el desconocimiento que hay de Dios y
su palabra en el mundo, tratan de solucionar las consecuencias y no el problema
que produce estas consecuencias.
Todo lo que el hombre haga para que el
mundo cambie, siempre es solamente un paliativo, un calmante, no el remedio que
necesita. continuará....
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