Para vivir bien y gozar de buena salud.
El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13
¡Cuánto nos cuesta reconocer el pecado en nuestra propia vida! siempre es más fácil ver el pecado en la vida de los demás. Nos creemos capacitados para corregir a los demás, sin darnos cuenta que nosotros también, necesitamos corrección de Dios porque pecamos, cometemos errores y hacemos daño acusando a los demás. La biblia relata que una vez unos fariseos trajeron ante Jesús a una mujer para acusarla de adulterio, él les dice; El que de ustedes esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Juan 8:7. Esto no quiere decir que a Jesús no le importe el pecado, sino todo lo contrario. Con esta actitud Jesús está enseñando que todo ser humano es pecador, merece ser condenado, pero Dios no quiere que la persona continúe en esa situación, y le ofrece el perdón que necesita. Así como hizo con esta pobre mujer. Jesús le dijo: Yo no te condeno; vete, y no peques más.
¡Cuán necesario es confesar nuestros pecados y faltas a nuestro Dios! Eso produce un bienestar que nada ni nadie nos puede dar.
Pero para el que no reconoce el pecado en su vida, le pasa esto. Mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mí gemir de todo el día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mí. Como flor marchita por el calor del verano, así me sentía decaer.
Al conversar con algunas personas veo que ellas reflejan este estado de ánimo, se sienten mal, angustiadas, deprimidas, tristes y no saben por qué, ni cómo cambiar esa situación ni su estado de ánimo. Buscan refugiarse en algún vicio como el alcohol, el cigarrillo, el sexo, las drogas o se vuelven compradoras compulsivas. Lo triste es que al consumir estas cosas, y no conseguir el resultado esperado, pierden la paz, se ponen malhumoradas y violentas, su situación empeora en vez de mejorar y muchas veces se sienten deprimidas. El error está en que buscan solucionar ese problema espiritual, con algo físico o material, sin darse cuenta que el problema no es físico, sino espiritual pero que está afectando sus emociones y también su cuerpo. El salmista después de haber probado todo, buscando una solución, descubrió donde estaba el problema de su estado de ánimo, y espero que usted también.
Oró a Dios y dijo; Pero te confesé sin reservas mi pecado y mi maldad; decidí confesarte mis pecados, y tú, Señor, los perdonaste. ¡Y qué bien se sintió al hacer esto! ¡Inmediatamente cambió su estado emocional! Exclamando ¡Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo! Salmo 32
Sin duda que el perdón de Dios trae consuelo, felicidad y paz interior, ingredientes necesarios para gozar de una ¡Buena Salud! En medio de todas las dificultades.
¿Cuál es su estado de ánimo, cómo está su salud? Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario