lunes, 2 de diciembre de 2024

Solo viviendo en Cristo, se puede vivir de esta manera.

Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por él. Así que quien se opone a la autoridad, va en contra de lo que Dios ha ordenado. Y los que se oponen serán castigados; porque los gobernantes no están para causar miedo a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Pues pórtate bien, y la autoridad te aprobará, porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si te portas mal, entonces sí debes tener miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo. Por lo tanto, es preciso someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo, sino como un deber de conciencia. También por esta razón ustedes pagan impuestos; porque las autoridades están al servicio de Dios, y a eso se dedican. Denle a cada uno lo que le corresponde. Al que deban pagar contribuciones, páguenle las contribuciones; al que deban pagar impuestos, páguenle los impuestos; al que deban respeto, respétenlo; al que deban estimación, estímenlo. No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tienen unos con otros; pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena. Los mandamientos dicen: No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies; pero éstos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: Ama a tu prójimo como a ti mismo. El que tiene amor no hace mal al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley. En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje. La noche está muy avanzada, y se acerca el día; por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz, como un soldado se reviste de su armadura. Actuemos con decencia, como en pleno día. No andemos en banquetes y borracheras, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordias y envidias. Al contrario, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no busquen satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana. Romanos 13

Nuestra sociedad es reacia a cumplir con las obligaciones a la hora de pagar los servicios, impuestos, o deudas contraídas, muchos quieren vivir bien con todas las comodidades, pero gratis, por eso muchas veces no pagan sus impuestos, se “enganchan” para tener energía eléctrica o servicio de cable de tv, algunos cristianos también caen en esas prácticas.

La enseñanza de las Sagradas Escrituras, siempre choca en las personas con la carnalidad o naturaleza humana. Debemos saber que la biblia es un libro que habla a nuestro espíritu, no a nuestros sentimientos, porque nuestra naturaleza humana, no puede agradar a Dios y tampoco quiere. La biblia dice que las personas carnales piensan en las cosas de la carne, en cambio los espirituales piensan en las cosas que son del Espíritu. La enseñanza bíblica solo se puede practicar de verdad, cuando se vive en el Espíritu, solo así se entiende lo que Dios pide, y se obedece esa enseñanza, no razonando con la mente carnal, sino con la mente espiritual, de otra manera es casi imposible aceptar esas enseñanzas.

El mundo en el cual vivimos, es un mundo natural físico carnal, dedicado a satisfacer sus deseos naturales, físicos, carnales, y siempre que se quiera satisfacer esos deseos, lleva a centrarse en uno mismo, sin importar las necesidades del prójimo. Esas conductas o actitudes atentan contra las buenas relaciones, porque siempre se considera que se tiene razón en cuanto a su comportamiento, sin importar a quien afecte o dañe, porque es una conducta egoísta, con mucha soberbia, donde lo único que importa es el bienestar propio. Eso va en contra de las enseñanzas de Cristo, por lo tanto toda persona que dice seguir a Cristo, debe tomar la sabia decisión de escoger las enseñanzas de Cristo o continuar con las enseñanzas que brinda este mundo, y toda persona que quiera vivir bien y en paz, también debe aceptar a Cristo y su enseñanza.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

 

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