Amados amigos y familiares.
Es mi deseo recordar y compartir con ustedes que, el Nacimiento de Jesús, ocurrido hace más de dos mil años es lo que celebramos en Navidad. Ese niño que nació en Belén, es el mismo Hombre que por amor al ser humano, muere en la cruz del calvario por mí, por ustedes y por todo el mundo. Él muere para que nuestros pecados sean perdonados, y resucita para darnos vida eterna, ascendiendo a los cielos donde intercede por nosotros, a fin de que tengamos vida nueva en Él.
Si bien Jesús murió por todos, no todos reciben el perdón de sus pecados y la vida eterna. ¿Por qué? Porque solamente aquellos que nos hemos arrepentido, creído y aceptado a Cristo en nuestra vida, somos beneficiados con tan grande acto de amor. Quiera Dios que esta celebración nos lleve a reflexionar la importancia, no de la fecha, sino del hecho en sí, o sea el, ¡para qué nació Jesús en este mundo!
Jesús siendo un niño nada podía hacer por el ser humano, era necesario que creciera, se hiciera Hombre, pasara por todas las circunstancias adversas de tentaciones, sufrimientos, dolor y muerte que el ser humano atraviesa, ser tentado por el diablo, y una vez que hubiera pasado todo eso en victoria, estaba listo para ir a la cruz del Calvario a entregar su vida por nosotros. Porque, Cristo fue a la cruz sin tener pecado propio, por eso pudo cargar con el pecado de todos nosotros y de esa manera redimirnos para Dios. ¡Maravillosa Gracia! Solamente un Dios de amor, compasivo y misericordioso pudo amarnos de esa manera, estando nosotros en rebeldía contra Él.
Es por esto que Navidad, no es y no debe ser una fiesta comercial o del materialismo, sino, un regocijo del alma y el espíritu, agradecidos a Jesús por habernos sacado de las tinieblas y de la condenación eterna, algo que solamente los cristianos podemos entender.
Ahora, con todo esto en nuestra mente y corazón, tengamos una ¡Muy feliz y recordada celebración del nacimiento de Jesús!
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario