Dios siempre responde a las oraciones hechas en su presencia.
El sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que Zacarías, oficiaba como sacerdote delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre del sacerdocio, entrar en el santuario del Señor para quemar incienso. En esto un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se asustó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será un gran hombre delante del Señor. Lucas 1:5
En este relato bíblico del encuentro del sacerdote Zacarías con el ángel del Señor, muestra claramente que Dios no se olvida de las oraciones que hacemos las personas, sino que permanece en su presencia hasta que llegue el tiempo en que debe ser contestada.
¡Qué sorpresa la del sacerdote de Dios!, siendo un anciano, el ángel le anuncia que Dios va a contestar su oración y que su esposa tendrá un hijo. Esa oración que seguramente hicieron al poco tiempo de casados, pero que hasta ahora no había sido contestada, o que tal vez pensaron que Dios se había olvidado de ellos. Pero la realidad nos muestra que Dios nunca se olvida de una oración hecha en su presencia, solo que Él contesta en el momento justo, no cuando a nosotros nos parece que debe ser contestada.
Usted, tal vez hayas hecho alguna oración en la presencia de Dios, y que todavía no ha recibido la respuesta. Quizás estás orando por un mejor trabajo, tal vez por la casa propia, o por un problema de salud, o quizás por la persona a quien te vas a unir para formar una familia y transitar el resto de tu vida, o por algún otro motivo.
No te desanimes, Dios no se olvidó, solo está esperando que llegue el momento apropiado para responder, y cuando lo haga será motivo de gozo y alegría no solo para vos, sino también para los que te quieren bien.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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