¡Hay esperanza de vida!
Al anochecer, la gente le llevó a Jesús muchas personas con diferentes enfermedades. Jesús puso sus manos sobre los enfermos, y los sanó. Los demonios que salían de la gente gritaban: ¡Tú eres el Hijo de Dios!
Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que él era el Mesías. Lucas 4:38
Estamos en una situación complicada de la salud humana, las guerras, las enfermedades, el hambre, la violencia, el virus del covid que no se fue está al acecho para complicar la vida familiar y social de cada persona.
La sociedad está enferma a causa del miedo y la tristeza, y no precisamente de una enfermedad física, está enferma su alma de angustia y desesperación en muchos casos, la incertidumbre de no saber qué va a pasar le aflige, eso provoca un estado de nerviosismo de no saber qué hacer, a donde ir, porque la ciencia, los médicos y centros de salud no dan garantías en cuanto a la salud humana, las personas no tienen paz pensando en el mañana.
Quiero decirles que, hay una persona que está dispuesta para atender a todos aquellos que lo necesiten, no hay que sacar turno porque atiende las 24 hs, del día, los siete días de la semana y los 365 días del año.
Además no es necesario salir de la casa, solo tiene que ir a la habitación y allí derramarse delante de la maravillosa persona de Jesús.
Porque es Él quien escuchará su necesidad, puede contarle todo lo que le está pasando, y si no salen las palabras o no sabe qué decir no se preocupe, Él conoce el lenguaje de las lágrimas, como así también interpretar los sonidos del silencio cuando entramos a su presencia.
Le aseguro que usted saldrá de ahí sano, con un corazón nuevo, pues Él quitará el corazón de piedra y le pondrá uno de carne, para que pueda amar y creer a Dios, un corazón libre de aflicción, libre de culpa, libre de angustia, libre de rencores, un corazón con capacidad de amar, de perdonar, de hacer misericordia y tener compasión de aquellas personas que por algún motivo, quizás le hayan ofendido o dañado.
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos, sigue teniendo el mismo poder, el mismo amor, y la misma compasión por cada una de las personas de este mundo. Solo espera que cada persona se acerque a Él, para recibir esa ayuda que está disponible para el ser humano, esa ayuda que está garantizada en la cruz del calvario cuando Cristo entregó su vida por mí, por usted y por todos.
Quiera el Señor que usted, disponga su corazón para entrar ante el Trono de la Gracia divina convencido por el Espíritu Santo reconociendo cuanto lo ama Dios, y que usted lo necesita en su vida. ¿Acepta el desafío de acercarse al Trono de la Gracia de Dios?
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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