El
fútbol, la religión y la política en algunas personas
despiertan pasiones,
produce fanatismos
y destruye relaciones interpersonales.
Provoca violencia,
genera odio, privando al ser humano la posibilidad del diálogo y
comprensión.
En cambio la vida en Cristo, despierta interés por las personas,
deseos de ayudar al otro y amor al prójimo.
PS
No hay comentarios.:
Publicar un comentario