Al que soporta las dificultades, Dios
lo bendice y, cuando las supera, le da el premio y el honor más grande que
puede recibir una persona: la vida eterna, que Dios ha prometido a quienes lo
aman.
Cuando seamos tentados a hacer lo
malo, no le echemos la culpa a Dios, porque él no puede ser tentado, ni tienta
a nadie a hacer lo malo. Al
contrario, cuando somos tentados, son nuestros propios deseos los que nos
arrastran y dominan. Los
malos deseos nos llevan a pecar; y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo
único que nos espera es la muerte eterna.
Mis queridos hermanos y amigos, no
seamos tontos ni nos engañemos a nosotros mismos. Dios nunca cambia. Fue
Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno
y todo lo perfecto. Además,
quiso que fuéramos sus hijos. Por eso, por medio de la buena noticia de
salvación nos dio una vida nueva en Cristo.
Santiago 1
El amor de Dios hacia nosotros los
seres humanos es maravilloso, y todo lo que hace o dice es para nuestro bien.
Porque nos ama. Nunca se olvide de esto amados amigos y hermanos en Cristo. El
amor de Dios sobrepasa todo entendimiento, es tan alto, tan ancho, y tan
profundo que difícilmente lo podamos comprender, solo debemos aceptar que es
así. ¡Esto es maravilloso! ¡Nos llena de gozo y paz! Con Cristo viviendo en
nuestro corazón podemos soportar todas las dificultades que aparezcan.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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