La
actitud del creyente en Cristo Jesús debe ser así.
Es
cierto que somos humanos, pero no luchamos como los hombres de este mundo. Las armas que usamos no son las del mundo, sino que son poder de
Dios capaz de destruir fortalezas. Y así destruimos las acusaciones y toda
altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano
lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él.
Si alguno quiere gloriarse, que se gloríe del
Señor. Porque el hombre digno de aprobación no es el que se alaba a
sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.
El Señor Jesús les de entendimiento por medio de
su Santo Espíritu.
Bendiciones. Pastor Sosa
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