Dios mío,
enséñame a cumplir tus mandamientos,
pues obedecerlos me hace feliz;
¡los cumpliré toda mi vida!
Aclara mi entendimiento,
y los seguiré de todo corazón.
Hazme pensar sólo en tu palabra,
y no en las ganancias egoístas.
No me dejes seguir a dioses falsos,
pues quiero adorarte sólo a ti.
¡Cumple tu promesa y dame ánimo!
Lo que más deseo es tu palabra.
Me asusta pensar
que mis enemigos me desprecien.
Ponme a salvo y dame ánimo,
pues tú eres un juez justo.
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