lunes, 28 de octubre de 2019

¿Perder para ganar?




Jesús dijo: El que trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará. Mateo 10:39
El Señor Jesús siempre nos lleva a reflexionar sobre temas importantes y necesarios que hacen a una vida espiritual práctica.
Pensemos en esta frase que más parece contradictoria, que práctica.
A usted le debe pasar lo mismo, se estará preguntando, ¿Cómo es esto que si trato de salvarla, la pierdo, y si la pierdo la salvo? ¿Qué quiso decir nuestro Señor?
Cuando se trata de la vida, todos creemos saber cómo vivir y qué hacer con ella, sin embargo no siempre nos va bien. ¿Por qué?
Sencillamente porque hay cosas que gustan, pero que terminan dañando la salud física, la moralidad, el afecto, los sentimientos y la parte espiritual de cada persona. Es por eso que el apóstol Pablo escribió; todo me es lícito, pero no todo me conviene. Todo me es lícito, pero no todo me edifica.
Necesitamos aprender a diferenciar entre lo que me gusta y lo que me conviene, porque en la mayoría de las veces lo que me gusta resulta nocivo para mi vida.
Por ejemplo muchas veces hay excesos en el consumo de alcohol, en las comidas, en la diversión, en el trabajo, en el ocio, en el deporte, etc. ¿Por qué?  Porque nos gusta esas cosas.
Que no está mal pero en su justa medida, es por eso que Jesús quiere enseñarnos a ser equilibrados en todo esto. Por sobre todo darle importancia a lo que realmente importa, que no siempre es lo material. Hay veces que un hijo necesita que se le preste mayor atención antes que un juguete o una ropa nueva. Los esposos necesitan dialogar más antes que culparse unos a otros por los problemas familiares. Cada persona necesita más que bienestar material, necesita bienestar espiritual.
Es aquí donde toma mayor fuerza la frase de Jesús, hay que “perder la vida” poniéndola en las manos del Señor, para ganar vida plena viviendo de acuerdo al diseño divino que Dios estableció para el ser humano. Donde voluntariamente la persona renuncia a sus propios deseos egoístas, para hacer lo que Dios desea que se haga, que siempre será mejor.
Ahora bien es fácil decir todo esto, lo difícil es vivir esto en nuestras propias fuerzas.
Pero si se le entrega la vida a Cristo, su Santo Espíritu viene a vivir en la persona para darle fuerza y sabiduría para vivir de esa manera. Dando la verdadera perspectiva de lo que es vivir bien aún en medio de las dificultades que surjan.
“Perdiendo” la vida por amor a Jesús, es la mayor “ganancia” que podemos disfrutar.

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