Es tiempo que
pensemos, que tener dinero es bueno y necesario, pues usándolo correctamente se
pueden realizar muchas cosas en bien nuestro, de la familia y de la sociedad en
la cual vivimos.
El asunto es
¿De qué manera llega a nosotros ese dinero?
Ya que hay
varias formas de conseguirlo.
Pero ¿Cuál es
la correcta?
Porque
últimamente el ser humano está un poco confundido con respecto a esto, ya que
ofrecen distintas alternativas para conseguirlo, una es trabajando, otra a
través del juego de azar o de las otras que no voy a nombrar, pero que todos
conocemos.
También
debemos pensar en
¿Cómo lo voy a
usar? ¿Cuáles son mis prioridades?
Porque el
dinero debe ser nuestro sirviente, no nuestro amo, de lo contrario en lugar de
ser nuestra ayuda, pasa a ser nuestro problema.
Es importante
y necesario saber cuál es el pensamiento de Dios referente a este tema, ya que
la única palabra autorizada es la del que dijo,
mía es la plata, y mío es el oro ha dicho Jehová de los
ejércitos. (Hageo 2:8)
Pero, Dios nos
advierte por medio de Su Palabra que; raíz
de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1 Timoteo 6:10)
También dice:
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en
las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas
las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Que hagan
bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí
buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. (1 Timoteo 6:17-19)
Ahora bien, no
mal interpretemos, Dios no está en contra de las riquezas ni de los ricos. Sino
más bien lo que nos quiere enseñar, es el buen uso de la riqueza.
Él quiere
librarnos del egoísmo natural del ser humano, que normalmente busca acumular
más de lo necesario, sin importarle las necesidades del que menos tiene o el indigente.
Pero, recuerde
también que las Sagradas Escrituras dice; El
que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno
para que tenga que compartir con el que padece necesidad. (Efesios 4:28)
También
debemos tener en cuenta que Dios no avala la vagancia, ni la ociosidad, sino
que permanentemente nos insta a trabajar.
En 2
Tesalonicenses 3:10-13 dice; Porque también cuando estábamos con ustedes, les
ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.
Porque oímos
que algunos de entre ustedes andan desordenadamente, no trabajando en nada,
sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro
Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y ustedes
no se cansen de hacer bien.
Esto no se
refiere a las personas, que queriendo trabajar, no consiguen,
Sino que es
para aquellos, que no quieren trabajar, que les gusta vivir de “arriba”, porque
trabajo siempre hay, lo que suele faltar, es una buena paga en efectivo. Pero
es cierto también, que el bien que hacemos a alguien, nunca queda sin su
recompensa.
Siempre que
necesite trabajar, no pregunte ¿cuánto va a ganar? Sino ¿Cuánto va a aprender?
Porque lo que gane, cualquiera sea el monto recibido, se termina. En cambio lo
que aprenda, por más pequeño que sea, lo acompañará toda la vida, y le hará
ganar lo necesario.
La buena
persona debe tener por costumbre, cultivar la cultura del trabajo honesto, el
comercio lícito, la profesión sabia y el oficio responsable, con los cuales
pueda ganarse el sustento propio y para la familia, como así también ayudar al
prójimo.
Asimismo es de
sabios e inteligentes animar a los adolescentes y jóvenes, que aunque estén
estudiando traten de ocupar el tiempo libre en algo provechoso, tratando de
aprender algo más que les permita tener su propio dinero a fin de costearse sus estudios académicos y colaborar
con sus padres en ese sentido.
Por ultimo
dice el Salmo 112 Bienaventurado el
hombre que teme a Dios, bienes y riquezas hay en su casa, el hombre de bien
tiene misericordia y presta, no tendrá temor de malas noticias, su corazón está
firme, confiado en Dios. Se deleita en la Palabra de Dios y todo lo
que hace prosperara.
El dinero es
necesario pero no debemos dejarnos esclavizar por él. Proverbios 10:22 dice; la bendición de Dios es la que enriquece, y
no trae tristeza con ella.
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