domingo, 18 de febrero de 2024

Reconciliándonos con Dios por medio de la muerte de Cristo.

Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado. En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él. Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden. Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo. Pues en Cristo quiso residir todo el poder divino, y por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz. Ustedes antes eran extranjeros y enemigos de Dios en sus corazones, por las cosas malas que hacían, pero ahora Cristo los ha reconciliado mediante la muerte que sufrió en su existencia terrena. Y lo hizo para tenerlos a ustedes en su presencia, santos, sin mancha y sin culpa. Pero para esto deben permanecer firmemente basados en la fe, sin apartarse de la esperanza que tienen por el mensaje del evangelio que oyeron. Éste es el mensaje que se ha anunciado en todas partes del mundo, y que yo, Pablo, ayudo a predicar.

Colosenses 1:15-23

Desde que el hombre pecó en el Jardín del Edén, y Dios lo echó de Su Presencia, el hombre quedó enemistado con Dios, por causa del pecado. Eso fue y es un verdadero problema del ser humano, no hay absolutamente nada que la persona pueda hacer por sí misma, para cambiar esa situación delante de Dios.

No hay religión, no hay buenas obras, no hay sacrificios ni promesas que el hombre pueda  hacer que le acerque a Dios, porque está muerto espiritualmente o sea separado de Dios. Esta es la triste realidad del ser humano, el precio del pecado es la muerte. Dice la biblia, Porque la paga del pecado es muerte,… algo imposible de pagar para el ser humano. Pero Dios que es rico en misericordia, nos dio la salida a través del sacrificio de Cristo y su obra en la cruz.

Ahora la persona no tiene necesidad de permanecer condenado por causa del pecado, porque Dios en Cristo nos perdona y nos regala la salvación, solo debe creer en Cristo y recibirlo en su vida. Más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romano 6:23.

Cristo nos libera del pecado para vivir la vida abundante que él vino a traer. Ahora en Cristo, somos libres para vivir en familia con respeto y amor, para trabajar con responsabilidad, y tener una vida social sana, disfrutando con amigos y familiares. Si cada persona, tan solamente entendiera esto, que cada uno de nosotros necesitamos hacer las paces con Dios por medio de Cristo, que distinta sería la vida en esta tierra.

Yo, por gracia y misericordia de Dios, me reconcilié con Dios por medio de aceptar a Cristo en mi vida, a la edad de 13 años, y pude experimentar y disfrutar esa vida plena y abundante que Dios me ha dado. No exenta de problemas, pero con continuos desafíos de superación personal, y con la familia que he formado, transitar la aventura de vivir cada día dependiendo de Dios, quien nunca nos dejó solos en esta travesía hacia la Patria celestial.

Le pregunto, usted ¿ya se reconcilio con Dios por medio de Cristo y su obra en la cruz?

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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