El amor corrige y disciplina.
Habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Hebreos 12:4-11
Corregir, disciplinar, dar un castigo, son palabras fáciles de decir ¡pero qué difícil es poner en práctica con los hijos! Sobre todo en los tiempos modernos.
Pero se debe entender que, corregir, disciplinar, dar un castigo, nunca debe ser para herir, lastimar o destruir. Un castigo por parte de los padres hacia los hijos, jamás debe ser para sacarse la bronca personal, sino para corregir algo que no está bien.
Si queremos ejercer bien la paternidad con nuestros hijos, debemos entender que toda corrección, disciplina o castigo, debe estar fundamentada en el amor, nunca en el enojo u odio por lo que han hecho.
Hay que tomar este ejemplo. Porque Dios al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. Proverbios3:12
La corrección, la disciplina o el castigo, no es una opción para los padres, sino una necesidad que tenemos para dar dirección de una vida correcta a nuestros hijos, si es verdad que los amamos y que se quiere lo mejor para ellos.
De otra manera si no corregimos, estamos dando una enseñanza contradictoria. Al no aplicar disciplina, se le priva de saber diferenciar lo que está bien y lo que está mal, porque al no tener experiencias de vida, les parece que todo está bien y no es así.
La biblia dice; El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige. Proverbio 13:24
Como abuelo sé que no es fácil corregir, disciplinar o dar un castigo, pero hay que hacerlo. Los padres deben entender que están haciendo un bien cada vez que practican la corrección, y los abuelos debemos ayudar en ese sentido, aunque nos cueste hacerlo.
Por último; Todo niño mujer o varón, tiene derecho a ser corregido, recibir disciplina o sufrir un castigo, de parte de aquella persona que lo trajo a este mundo por amor, el papá y la mamá son los responsables. Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón. Proverbios 23:12-15
El buen Padre celestial bendiga con abundancia de sabiduría a cada padre y madre, para dar una buena corrección y disciplina a sus hijos, con el propósito de proveer a la sociedad en la cual vivimos, hombres y mujeres de bien.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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