Enemigos de la luz.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Más el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:20
Es natural en las personas que piensan hacer algo que no es correcto, o vivir de una manera diferente a la establecida por Dios el creador, busquen las tinieblas u oscuridad donde poder ocultarse, pasar desapercibidas o que sea más difícil detectar sus conductas dudosas.
Esas personas no quieren aceptar que la vida moral fue establecida por Dios para los seres humanos, no es la religión, no es la iglesia, sino Dios como el creador de la raza humana.
Esto produce una vida social complicada entre los seres humanos. Porque automáticamente las personas nos guste o no, aceptemos o no, constituimos dos grupos antagónicos con un pensamiento diferente, conductas, actitudes y comportamientos diferentes. Un grupo que tratamos de vivir una moralidad acorde a lo establecido por Dios, y otro grupo que ha tomado la decisión de tener una moralidad fundamentada en sus gustos o deseos.
Esto dificulta relacionarse sanamente entre las personas, sobre todo cuando hay intolerancia o falta de respeto por ambos lados. No debería ser así.
Cuando las personas no quieren reconocer que Dios es el creador y que es Él quien establece los fundamentos para la vida y comportamiento humana en este mundo, aparecen estos conflictos morales y de convivencia entre las personas.
A esto se refieren las palabras de Jesús cuando dice que los que practican la verdad vienen a la luz y los demás se alejan de la misma.
El salmista dijo; Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. También nosotros los que aceptamos la verdad bíblica del Dios creador de la humanidad, y a Cristo como nuestro salvador personal, tomamos la palabra de Dios como la luz que alumbra nuestro diario caminar en este mundo.
Esto no tiene que ver con religión, si tiene mucho que ver con principios de vida, cada uno escoge que tipo de vida quiere tener haciendo uso de su libre albedrío. También hay que saber que cada uno es responsable de su conducta y comportamiento.
Entendamos que no podemos imponer creencias, conductas o comportamientos a otros, pero si podemos elegir tener una vida agradable delante de Dios. Personalmente escogí la vida que agrada a Dios, y estoy feliz de haberlo hecho, aunque no exento de problemas.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.