viernes, 20 de mayo de 2022

¿A quién imito?

Los seres humanos siempre estamos haciendo comparaciones.

Esto normalmente comienza en la casa con los niños. Los padres cometen el error de comparar entre hermanos y muchas veces los abuelos también lo hacen. Se olvidan, nos olvidamos que cada persona es única, no hay dos que sean iguales. Pueden parecerse en lo físico, en algunos gestos, en la forma de vestir o caminar, pero en cuanto a la personalidad de cada uno, es irrepetible.

Por eso hay problemas cuando se hacen comparaciones entre personas. Por ejemplo cuando se dice: vos no sos como tu hermano o, vos sos igual a fulano. Ocurre en la casa, la escuela o el trabajo. No siempre tienen la intención de hacer sentir mal a alguien, sino con el propósito de ayudarlo a mejorar, pero normalmente lo hace sentir mal.

Hay familias en el relato bíblico que cometieron este mismo error de hacer comparaciones entre sus hijos y tuvieron grandes problemas.

Por eso Dios nos enseña por medio de su Palabra que si queremos compararnos con alguien, es con su amado Hijo Jesús que debemos compararnos, es más nos manda que le imitemos a él, pues nuestra meta debe ser parecernos a Cristo, ser como él es.

Pero, ¿Cómo? Si no tenemos evidencia física de cómo es él. Es que, no es en lo físico que hay que imitarlo, sino como persona de bien. Hay que imitarlo en cuanto a su carácter, personalidad, moralidad, afecto, emociones y vida espiritual, pues de eso si tenemos muchísima información bíblica.

En Efesios 5:1 dice; Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y en 1 Corintio 11:1 Pablo escribió; Sean imitadores de mí, así como yo de Cristo. Y en el libro de Romanos 8:29 dice; Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Con estas recomendaciones de parte de Dios, podemos entender que con la única persona que continuamente debemos comparar nuestra vida, es con la persona de Cristo,

Pues es el único que nos desafía a superarnos cada día y ser mejores sin menospreciar a nadie.

Aprovechemos para investigar en las Sagradas Escrituras, como es Cristo y de esa manera poder conocerlo bien para poder imitarlo. ¡Hermoso desafío!

Los abraza en Cristo. P. Sosa

 

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