Es bueno y necesario reflexionar sobre; El Carnaval, ya que atrae a multitudes y acapara la atención y participación de muchos.
¿Qué es el carnaval? ¿Es algo sano para la familia? ¿Es compatible con la fe cristiana y bíblica?
Estas y muchas otras preguntas hay que hacerse, y encontrar la respuesta correcta, no la que gusta, sino la verdadera.
Pero, ¿dónde buscar, a quién preguntar? ¿Quién puede tener esa repuesta correcta?
El cristiano pertenece a Dios, por lo tanto es Dios quién enseña lo que es malo y destructivo para la vida y cuáles son las cosas buenas que hacen bien, hay que acudir a Dios y su palabra, no a una religión ni a los religiosos. Solamente Dios tiene la repuesta correcta, porque hay muchas cosas que gustan y de las cuales se disfruta, aunque eso afecte, enferme y destruya.
Lo primero que hay que saber, es que la palabra carnaval, viene del latín y cuyo significado es; Festival de la Carne. Pero no de la carne que se compra en la carnicería, sino que se refiere a la naturaleza humana. Parafraseando seria así; dar rienda suelta a los muchos y malos deseos de la naturaleza humana.
Y es ahí donde entra en conflicto con la fe cristiana y bíblica. ¿Por qué?
Porque en las Sagradas Escrituras encontramos muchas advertencias, en contra de proveer para los deseos de la carne, o sea los deseos de la naturaleza humana. ¿Por qué?
Porque la naturaleza humana está afectada por el pecado y se opone a todo lo que tenga que ver con la obediencia a Dios, sencillamente porque está en rebeldía contra Dios.
Además hay un enfrentamiento a muerte, entre la carne y el Espíritu, no pueden convivir.
Esto declara Las Sagradas Escrituras.
Porque mi carne está en contra de lo que quiere el Espíritu de Dios, y el Espíritu de Dios está en contra de mi carne. Por lo tanto, no podemos hacer lo que se nos antoje. Pero si obedecemos al Espíritu de Dios, ya no estamos obligados a obedecer la ley del pecado. Todo el mundo conoce la conducta de los que obedecen a sus malos deseos carnales: no son fieles en el matrimonio, tienen relaciones sexuales prohibidas, muchos vicios y malos pensamientos. Adoran a dioses falsos, practican la brujería y odian a los demás. Se pelean unos con otros, son celosos y se enojan por todo. Son egoístas, discuten y causan divisiones. Son envidiosos, se emborrachan, y en sus fiestas hacen locuras y muchas cosas malas. Les advierto, como ya lo había hecho antes, que los que hacen esto no formarán parte del reino de Dios.
En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables, y tratar bien a los demás, tener confianza en Dios, ser humildes, y saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto. Y los que somos de Jesucristo ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos carnales.
Si el Espíritu de Cristo ha cambiado nuestra manera de vivir, debemos obedecerlo en todo.
No creamos que podemos engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos carnales, moriremos para siempre; pero si obedecemos al Espíritu de Dios, tendremos vida eterna. Gálatas 5
Por lo tanto, el carnaval aunque parezca inofensivo en su esencia es malo, es malo para la familia, es malo para la vida espiritual, atenta contra los principios y valores cristianos, destruyendo la moralidad.
Ahora bien, usted es libre, Dios le hizo libre. Usted tiene la libertad de elegir, creer y escoger lo que desea. Por lo tanto, puede escoger entre el festival de la carne de una alegría pasajera, o una vida espiritual permanente plena y victoriosa.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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