El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.
¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 1 Pedro 3:10
Toda persona anhela estar bien, pero la realidad muestra que no siempre ocurre así. Quizás se pregunte usted, ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no se puede vivir tranquilo o en paz? Entonces comienzas a buscar culpables, ¿Quién tiene la culpa de lo que me está pasando o está sucediendo? Sin darnos cuenta al pensar de esa manera, se provoca fisuras en las relaciones interpersonales, y a veces empeoramos las cosas o el momento y sin querer, dañamos a personas que amamos.
Sin embargo, nuestro estado de ánimo no debe depender de lo que pase alrededor nuestro, sino de lo que sucede en nosotros, en nuestro interior. Porque, estar bien o estar mal, es producto de la decisión que tomemos y la actitud que tengamos. El bienestar personal no depende de mi entorno, sino de mi estado de ánimo.
Si tengo paz interior todo está bien. Si tengo situaciones, problemas o conflictos sin solucionar, los cuales me perturban y no me permiten relacionarme correctamente con los demás, hay malestar. A situaciones como estas que atraviesan las personas, se dirige este consejo bíblico, porque hay que ser honesto con uno mismo.
Por lo tanto; El que quiera amar la vida y ver días buenos; no debe esperar de los demás, usted es quien debe hacer lo que es correcto, conforme a la palabra de Dios. Porque solo usted tiene control sobre su persona, sus deseos y sus decisiones. No alcanza con no hacer el mal, hay que hacer el bien, hay que buscar la paz y seguirla. Fácil de decir, hacerlo es más complicado, hay que tener fuerza de voluntad para obedecer el mandato de Dios, porque entramos en algunos conflictos internos. Pero, ¡Vale la pena hacerlo! Porque el bien es para el que lo hace y así vive disfrutando de la vida, a pesar de las circunstancias.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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