lunes, 28 de septiembre de 2020

¡Despertar!

Es hermoso despertar, temprano por las mañanas,

Para dar gracias a Dios por la vida que Él nos da

Las aves con su trinar llenan de música el aire

Las flores con sus perfumes y sus colores radiantes

Es todo un precioso cuadro, las maravillas de Dios.

 

Al salir a caminar y conversar con personas

Vemos que somos distintos, diferente uno del otro

Distintas actividades, con gustos también distintos

Ninguno más importante, pero todos necesarios

Desarrollando talentos y construyendo relaciones.

 

Apreciar lo natural, es todo un aprendizaje

Hay que aprender a mirar, a escuchar y disfrutar

De las cosas más sencillas, de un paisaje natural,

Ver un árbol centenario junto al rio torrentoso,

La cumbre de una montaña, son placeres a los ojos.

 

La oscuridad al aire libre, ofrece también su encanto

Para descubrir lo bello, nos basta mirar el cielo,

Con sus brillantes estrellas, formando figuras varias

Que a humillarnos invitan, ante el Eterno Creador

Que creó tanta belleza porque a este mundo amó.

  PS

domingo, 27 de septiembre de 2020

¡Ricos!

 

Ante tanta incertidumbre social, laboral, política y económica, esto dice la Biblia.

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna. 1Timoteo 6:12

La fe es un don de Dios precioso que tenemos todos los seres humanos, un capital inapreciable a nuestro alcance, el problema es que muchas veces se deposita en lugar equivocado, donde no reditúa ningún beneficio personal.

Sin embargo la fe nos fue dada para nuestro bien, para vivir por ella, es una herramienta fundamental para nuestro desarrollo como personas, para realizar nuestros sueños, para alcanzar nuestras metas, para lograr el propósito de nuestra vida presente y un futuro de esperanza. Para agradar a Dios nuestro creador y acercarnos a él, a fin de recoger todas las promesas que tiene preparada para cada persona en este mundo.

Las personas continuamente manifiestan tener fe, ser muy religiosas, pero sus vidas permanecen vacías de contenido espiritual que muchas veces terminan en un pozo depresivo, sin saber dónde ir o a quién acudir  ni en quien creer para salir de esa situación.

Se olvidan que es ahí, donde hay que pelear la buena batalla de la fe para mejorar la calidad de vida terrenal y alcanzar la vida eterna.

Pero ¿cómo, dirá usted? Poniendo la fe en el lugar correcto, o sea en Cristo, quien es el autor y consumador de la fe, porque, al que cree todo le es posible.

Pelear la buena batalla, significa dejar de confiar en aquella persona, religión u objeto que no ha podido satisfacer las necesidades espirituales o física cuando más lo necesitó, aun cuando por mucho tiempo confió en ello siguiendo la tradición familiar, y depositar su fe, en la única persona que dijo; No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios.

Y la gloria de Dios se ve cada día en la vida de las personas que han puesto su confianza en Cristo.

Dios se glorifica cuidando, consolando, proveyendo, sanando y satisfaciendo todas las necesidades humanas de los que confían en Él en medio de un contexto de corrupción, engaño, mentira, injusticia y pobreza que abruma el alma humana.

Si usted todavía no deposito su fe en Jesús, puede hacerlo ahora. No es necesario continuar en esa situación de angustia y soledad, hay esperanza cierta de mejora, no de parte del ser humano ni de la política, ni de los gobernantes, tampoco de la religión, sino de Dios que ama profundamente al ser humano sin distinción de raza, posición social o situación personal. ¡¡¡Comience a pelear usted también la buena batalla de la fe!!!

Por fe dígale a Jesús que lo necesita, que perdone sus errores y pecados, que entre a su vida que hay lugar para él en su corazón. Eche mano de la vida eterna.

Que tengan un feliz y bendecido comienzo de semana en familia fortaleciendo su fe.

Los abraza en Cristo P. Sosa

viernes, 25 de septiembre de 2020

¡Felices!

 

Dichosos los que van por caminos perfectos,     los que andan conforme a la ley del Señor.

 Dichosos los que guardan sus estatutos     y de todo corazón lo buscan.
Jamás hacen nada malo,
  sino que siguen los caminos de Dios. Salmo 119:1-3

Hay una frase bastante conocida que muchas personas la repiten, porque creen que es así, que es verdad. La misma dice; hay que portarse mal y hacer todo al revés, para que nos vaya bien. Esto contradice claramente con lo que enseñan las Sagradas Escrituras, en ella leemos que las personas que se esfuerzan en hacer bien las cosas, son consideradas dichosas, felices, bienaventuradas.  Es cierto que cuesta, que no es fácil hacer lo correcto porque nos rodea la injusticia, la envidia, los malos consejos, etc. Pero no hay que desanimarse, hay que esforzarse y tener en cuenta que siempre, siempre se cosecha lo que se siembra, por lo tanto, haciendo el mal o sembrando maldad nunca se cosechará el bien, es algo incoherente, querer cosechar naranjas, si se siembra limón.

Esto es lo real; Dichosos los que van por caminos perfectos,     los que andan conforme a la ley del Señor.  Dichosos los que guardan sus estatutos     y de todo corazón lo buscan.
Jamás hacen nada malo,
  sino que siguen los caminos de Dios.

Las personas continuamente buscan ser felices, y es en Dios y en su palabra donde se encuentra la receta para que eso sea posible, pero tristemente es donde menos se busca, porque se tiene un concepto equivocado, se confunde la vida cristiana con vida religiosa y no es lo mismo. La religión esclaviza con sus rituales y no logra que sean mejores personas, sino que compitan entre sí, en cambio, la vida cristiana hace libre a las personas de todo ritualismo y prácticas que no ayudan para nada, y le da las herramientas necesarias para una vida de plenitud, fundamentada en el amor al prójimo, la ayuda mutua, el respeto a los demás, la responsabilidad compartida y la obediencia a Dios, lo que hace que cada día la persona se supere a sí misma, sin competir con los demás. Es libre para hacer lo que debe hacer, sin estar condicionado, viviendo bien en su propio beneficio y el de su prójimo.

Que pasen un feliz y bendecido fin de semana en familia disfrutando ser libres.

Los abraza en Cristo. P. Sosa  

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Para reflexionar

 

Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea. Mateo 5:13

¿Cómo podemos ser sal? ¿Cuáles son las cualidades de la sal?

Es interesante pensar en la sal. Con ella se da el sabor a las comidas, y se utiliza para conservar carne en buen estado fuera de la heladera, evita la putrefacción en algunos alimentos. También se debe recordar que la sal en exceso, hace que los alimentos sean incomibles, y también trae sus complicaciones en la salud humana, pero, la falta de sal deja sin sabor. Así que, hay que ser muy equilibrados con el uso de la sal.

Ahora bien, pensemos en nuestras vidas, ¿Ponemos sabor al ambiente dónde estamos? ¿Ayudamos a que las vidas que nos rodean no se deterioren? ¿Buscan estar con nosotros?

A usted le habrá pasado que, le gusta estar con alguna persona en particular, que le hace bien escucharla, aunque a veces los encuentros sean ocasionales y con personas no muy conocidas.  Así también pasa con usted, aunque muchas veces no se da cuenta, habrá personas que le buscan porque les hace bien estar con usted, le gusta pasar tiempo al lado suyo, le gusta escuchar lo que usted dice, le gusta su comportamiento, le agrada su vida. ¿Sabe por qué? Porque usted estando en Cristo, sin proponerse le da sabor a la vida de esa persona, pone esperanza, le inyecta fe, despierta confianza. Y usted quizás no se dé cuenta, pero está siendo sal para la vida de esas personas. Por lo tanto continúe fortaleciendo su comunión con El Señor Jesucristo, y seguirá poniendo sabor a la vida donde quiera que esté. Donde hay un enfermo, traerá sanidad, donde hay desánimo, dará fortaleza, donde hay tristeza pondrá alegría y donde hay derrota, mostrará una vida victoriosa en Cristo.

Mientras usted sea sal en este mundo, nadie podrá pisotearla, aunque lo intenten, porque usted es necesario y útil en el lugar que Dios le puso, en su familia, en el trabajo, con los amigo, en el barrio y en todo ámbito donde usted se mueva. Que la presencia maravillosa del Espíritu de Dios, le enseñe, capacite y fortalezca para cumplir con este propósito divino.

Los abraza en Cristo. P. Sosa  

domingo, 13 de septiembre de 2020

Luz del mundo

 

Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse.  Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa.  Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo. Mateo 5:14-16

Esta enseñanza de Jesús dedicada a sus seguidores, nos pone al frente mismo de la extensión del reino de Dios. Hace ver que la vida de un seguidor de Cristo no pasa desapercibida, es como la luz, se nota donde está presente sin emitir sonido alguno. Eso sí, debemos recordar que hay luces brillantes que iluminan todo, pero también hay luces tenues que apenas se notan, que no alcanza para iluminar un camino, sin embargo se deja ver, y otras que están tapadas de oscuro lodo, pero el mandato del Señor dice; procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que las personas alaben a nuestro Dios y Señor. Así que hay que ocuparse de eso.

La vida que vivimos, la actitud que tengamos, la conducta que mostremos, la acción que hagamos y las palabras que digamos, deben ser brillantes, o sea agradable al Señor y como consecuencia agradable a las personas que nos ven, eso hará que las personas nos respeten y también hará que Dios sea alabado y glorificado en nuestras vidas. ¿Es posible vivir de esta manera? Lo que a las personas les parece imposible, para Dios y con Dios se hace posible. Recuerde que el salmista dice; Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera en mi camino. Por lo tanto si prestamos atención a las enseñanzas de Jesús oyendo y practicando la palabra de Dios, sin duda que nuestra vida brillará aun en medio de las peores circunstancias que nos toque vivir, no exentos de problemas, pero si victoriosos en medio de ellos. También es bueno recordar que el proverbio dice; El mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, así que sigamos recibiendo cada día la enseñanza de nuestro Señor, haciendo el bien a todos, eso hará que continúe brillando la luz de Cristo en nuestras vidas.

Que tengan un brillante, bendecido y feliz comienzo de semana en familia.

Los abraza en Cristo. P. Sosa  

sábado, 12 de septiembre de 2020

¡Es el momento!

Busquen al Dios de los cielos

Mientras se encuentra cercano

No diluyan más el tiempo

Para encontrarse con Él

Y él perdone sus pecados

Y vida eterna tener.

Porque pronto viene el día

Que la puerta cerrará

Y si afuera te quedaste

Ya no podrás ingresar

No habrá oportunidad

Para acercarte a Él.

PS

jueves, 10 de septiembre de 2020

¡Animo!

 

Aunque ya estoy jubilado

No es un impedimento

Servir al Dios de la vida

Ya que mis fuerzas renueva

Y de enfermedad me libra.

 

Mas obreros hacen falta

Que lleven Buenas Noticias

A las personas perdidas

Que viven sin esperanza

Por no conocer a Dios.

 

Jesús es el Buen Pastor

Que a todas pastoreará

Tendrán un lugar seguro

Un refugio permanente

Por toda una eternidad.

PS

martes, 8 de septiembre de 2020

¡Hagámoslo!

 

Anunciar el Evangelio

Es prioridad del cristiano

Las personas en el mundo

Sin esperanza y sin Dios

Buscan en la oscuridad

Alguien en quien confiar.

 

Hay maldad en este mundo

También hay necesidad

Hay engaños y hay mentiras

Y violencia sin piedad

Destruyen toda esperanza

 De poder vivir en paz.

 

Jesús dice con ternura

Vengan a mí y descansen

Vivan como Yo les digo

Y descansará sus almas

Libres de preocupaciones

Vivirán en dulce calma.

PS

domingo, 6 de septiembre de 2020

Tener seguridad

 

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros? Entonces les diré claramente: Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!  Mateo 7:21-23

Es muy interesante esta exhortación de Jesús, referente a la relación del ser humano con él, y la esperanza de entrar al reino de Dios. Esta enseñanza deja en evidencia que tener comunión con Cristo como el Señor de nuestra vida y ser ciudadano del reino de los cielos, no consiste en las palabras que digamos o a que religión pertenezcamos, sino que actitud se toma con respecto a él y su palabra, no es lo que hacemos, sino lo que somos.

Al decir no todo, el que me dice Señor, entrará en el reino de los cielos, manifiesta claramente que decir, no es reconocer su Señorío y tampoco hay obediencia a la palabra. Luego la sentencia final hacia esas personas que hacen cosas en el nombre de Jesús sin tener una verdadera comunión con él, ¡es terrible! Jesús dice; entonces les diré claramente, nunca los conocí, aléjense de mí, hacedores de maldad. Qué triste es llegar a las puertas del reino de Dios, con algunos títulos y pergaminos, y tener que ser echado por el dueño del reino, por no haber tenido una relación verdadera de obediencia con él.

Pero, pensemos por un momento, como es el amor de Dios hacia cada persona, vemos que la intención del Señor no es condenar al ser humano, sino cambiar su condición y salvarlo. Esa es la razón por la cual quedó registrada esta palabra del Señor, como advertencia para todos, para que no haya sorpresa cuando estemos en su presencia a las puertas del reino. Allí no se ingresa de cualquier manera, tampoco por pertenecer a tal o cual religión, menos por hacer cosas en el nombre del Jesús, sino por tener una verdadera comunión con el Señor. Aquí nuevamente toma mayor importancia las palabras del Señor dicha a Nicodemo, el religioso de su época, si no naces de nuevo, no puedes entrar al reino de Dios.

Paremos un momento, revisemos nuestra vida a la luz de las palabras del Señor, y preguntemos no, ¿Qué me habilita el ingreso al reino de Dios? ¿Mis buenas obras o la obra de Cristo en la cruz? ¿El hacer muchas cosas para él, o el ser como él es?

Que la maravillosa persona del Espíritu Santo, le convenza y le guíe a la respuesta correcta que le abrirá ampliamente la puerta del reino de Dios.

Los abraza en Cristo. P. Sosa 

martes, 1 de septiembre de 2020

Comenzando un nuevo mes.

 Para vivir en victoria.

No te enojes por causa de los malvados, ni sientas envidia de los malhechores,  pues son como la hierba que al cortarla pronto se seca.  Tú debes confiar en Dios. Dedícate a hacer el bien, y mantente fiel a Dios.  Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas.  Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor. Calla en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe; no te enojes por causa de los que prosperan ni por los que hacen planes malvados.  No des lugar al enojo ni te dejes llevar por la ira; eso es lo peor que puedes hacer.  Los malvados serán destruidos, pero los que esperan en Dios recibirán sus promesas. Salmo 37

Ahora no es distinto, aunque es otra época, los problemas del ser humano son los mismo, injusticia, corrupción, violencia y maldad. Y, pone mal a toda persona que trata de vivir dignamente, enojándola. Se siente impotente al ver que los que tienen que actuar, no lo hacen. Es difícil no enojarse en contra de situaciones injustas y de los que actúan insensiblemente aprovechándose de eso para enriquecerse.

Es ahí donde hay que usar de sabiduría, para no caer en la trampa y sin darse cuenta comenzar a actuar igual a esas personas que hacen maldad. Por eso la importancia de confiar en el Dios viviente, en el Dios Santo, en el Dios Justo y que actúa con justicia.

Y confiar en él, significa que oramos a él y esperamos en él, creyendo que él sabe hacer las cosas mejor que nosotros, que no comete errores, no se equivoca y nunca llega tarde.

Eso nos devuelve la esperanza, no todo está perdido, aunque se tenga que pasar por momentos de mucha dificultad, Dios es quien sostiene y sostendrá, y quien dará la victoria, cumpliendo su palabra que, a los que aman a Dios, todo ayuda para bien.

Los abraza en Cristo.  P. Sosa