¡Qué hermosa esperanza de vida eterna con Dios, y en un lugar
maravilloso!
Libre de oscuridad, libre de violencia, libre de enfermedad,
libre de contaminación, libre de muerte, libre de maldad, libre de todo lo que
hace daño a una persona.
Dicen las Sagradas Escrituras; En la santa ciudad no vi
ningún templo, porque su templo es el Señor, el Dios todopoderoso, y también el
Cordero. La
ciudad no necesita que el sol o la luna la iluminen, porque el brillo de Dios
la ilumina, y el Cordero es su lámpara. Gente de
todos los países caminará a la luz que sale de la ciudad, y los reyes de la
tierra le entregarán sus riquezas. Los portones de
la ciudad no se cerrarán de día, y allí nunca será de noche. Le entregarán las riquezas y todo lo bello de los países. Pero nunca entrará en ella nada que desagrade a Dios; no entrarán
los que han adorado a dioses falsos, ni los objetos que hayan usado en su culto.
Sólo podrán entrar los que tengan anotados sus nombres en el libro del Cordero.
En ese libro están anotados los que recibirán la vida eterna. Apocalipsis
21:22-27
¡Hermosa es la vida! Más cuando se tiene la certeza que ésta
no termina acá, sino que hay una eternidad para continuar viviendo.
Pero debemos saber que Dios ejerce el derecho de admisión con
todos los que quieran entrar en su reino. Sólo podrán entrar los que tengan anotados
sus nombres en el libro del Cordero. En ese libro están anotados los que
recibirán la vida eterna.
Usted, si, usted, ya tiene anotado su
nombre en el Libro de la Vida.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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