jueves, 19 de diciembre de 2019

Discriminar ¿Para qué?




¿Es buena, mala o necesaria?
Pues es un tema que trae muchas controversias.
Algunos dicen que es buena, otros dicen que es mala.
Y usted ¿qué piensa?  
Pues creo que las personas continuamente discriminamos consciente o inconscientemente. Todo depende para lo que se utilice, si es para menospreciar, es malo. Si es para dar mayor valor y reconocimiento, es bueno y necesaria.

Buscando en el diccionario de la lengua castellana, encuentro esta definición.
DISCRIMINAR, significa  Diferenciar, Discernir. Seleccionar.

DIFERENCIAR, significa hacer distinción, mostrar la diferencia. Dar a cada persona o cosa su valor.

DISCERNIR, significa percibir la diferencia.

Esto nos muestra que no es buena ni es mala, sino más bien necesaria para encontrar la idoneidad en lo que se emprende, se busca o se quiere lograr.
Como ejemplo, pensemos que a principio del año 20l4 en el Vaticano se eligió un Papa, y en ese acto hubo que discriminar para llegar a escoger a uno entre varios postulantes.
También cuando hay elecciones hacemos lo mismo para elegir autoridades que gobiernen nuestra Nación, Provincia o Ciudad. Asimismo en los clubes, sociedad de fomento, cooperadora, congregaciones, etc. se usa la misma metodología, porque debemos discriminar y escoger la persona capaz e idóneo para desempeñar el cargo o función,
Pero debemos tener cuidado como utilizamos la discriminación y con qué propósito.
Si la orientamos para el desprecio hacia los demás, es mala y perversa. Pero si la utilizamos para descubrir lo mejor de cada uno, es buena y saludable. Recordemos que aún nuestro Señor Jesucristo cuando comienza su ministerio terrenal escoge a doce para que sean sus discípulos. (Marcos 3:13-19)
Al seleccionar se le otorga el verdadero valor a la persona, y podemos ayudarle a desarrollar funciones y tareas acorde a su capacidad e idoneidad. Eso también haría que se sienta cómoda cumpliendo el propósito para el cual vino a este mundo o para lo cual se lo elige. Y evitaríamos ponerles en lugares donde son ridiculizados y menospreciados por causa de su condición física o mental o falta de idoneidad o capacidad para realizar la tarea encomendada.
Cada persona es muy importante y valiosa a los ojos de Dios, y así debemos considerarlas nosotros también, pero en el lugar correcto y apropiado para ella.

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