Tengan cuidado de no olvidarse del Señor
su Dios.
Cuando hayan comido y estén satisfechos, y
vivan en las buenas casas que hayan construido, y vean que
sus vacas y ovejas han aumentado, lo mismo que su oro y su plata y todas sus
propiedades, no se llenen
de orgullo ni se olviden del Señor Dios.
No se les ocurra pensar: Toda esta riqueza
la hemos ganado con nuestro propio esfuerzo. Deben
acordarse del Señor Dios, ya que ha sido él quien les ha dado las fuerzas para
adquirirla y la sabiduría para administrar.
Es bueno saber que todo lo bueno que
recibimos, proviene de Dios porque él nos ama.
No importa qué gobierno esté de turno,
Dios siempre va a suplir para nuestras necesidades. Agradezcan a Dios cada día
por lo que tienen, y Él les continuará bendiciendo.
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