Vivimos en un mundo que cada
día se vuelve mas adverso, un mundo violento, un mundo materialista, un mundo
con muchas religiones pero con muy poca vida piadosa y espiritual, un mundo que
se devora a sus habitantes, un mundo que se encamina hacia su propia
destrucción.
Sin embargo nosotros las
personas que habitamos este mundo, somos los únicos responsables de esta
situación caótica mundial, pues no hemos sabido cuidar nuestro planeta, hemos
ido contaminando todo nuestro hábitat y lo seguimos haciendo.
No cuidamos nuestro medio
ambiente y en nombre de la civilización y el modernismo, continuamos nuestra
loca carrera destructiva de los recursos naturales que sanean y contribuyen a
descontaminar la atmósfera, como ser los bosques y selvas milenarias que indiscriminadamente
se talaron y se talan.
¿Por qué digo esto? ¿Cómo lo
sabemos?
Porque la situación climática
nos lo hace ver cada día.
Con terremotos, volcanes,
huracanes, ciclones, sequías, calores extremos, fríos intensos, lluvias
torrenciales, aludes, inundaciones violentas, etc.
Nosotros, sus habitantes.
¿Qué hacemos para cambiar
esto? ¿Cómo reaccionamos ante las cosas que suceden?
Debemos saber que cuando Dios
crea al ser humano, lo hace con un propósito sublime como es, el de ser el
administrador de todo lo creado, bajo las directivas de Dios.
Es muy importante poner
atención a lo que dicen las Sagradas Escrituras con respecto a toda esta
situación, porque según la perspectiva que se tenga de la eternidad, la
relación con Dios, la vida después de la muerte, es lo que regula el
comportamiento humano en este mundo, como se vive y que se hace, sabiendo que
hay que rendir cuenta al Dueño de toda la creación.