jueves, 17 de enero de 2019

Para reflexionar


Esto es lo que dice La biblia con respecto a la condición del hombre frente a Dios.

1 – Muerto en delito y pecado. Separado de Dios.

2 – Siguiendo la corriente de este mundo.

3 – Influenciado por el espíritu de desobediencia del mundo.

4 – Agradando a mi naturaleza caída, haciendo lo que me parece.

5 – Sin Dios y sin esperanza en este mundo.

6 – Lejos de Cristo, sin promesas, sin ciudadanía celestial.

Pero no todo está perdido. Hay esperanza para el ser humano que quiere cambiar su condición frente al Creador.

También lo que Dios hizo por mí, al enviar a Cristo a este mundo.

1 – Me dio vida en Cristo Jesús.

2 – Me resucitó y me sentó en lugares celestiales con Cristo.

3 – Por medio de Jesucristo mi Señor me acercó a Él.

4 – Me hizo parte de su pueblo y me hizo partícipe de las promesas.

5 – Me reconcilió con Dios por medio de Cristo.

6 – Me hizo ciudadano de su reino para andar en las buenas obras.

Todo esto es lo que debo creer y vivir en mi diario andar, para crecer en mi vida espiritual, confiando en la misericordia de Dios, y no en mi propia obra. Muchos de los fracasos en la vida cristiana, es por no prestar atención a lo que nos declara la palabra de Dios, con respecto a cuál es mi responsabilidad dentro de esa nueva vida que Cristo me vino a dar.


Por lo tanto, la Biblia me enseña que:

Mi salvación es por la obra de Cristo en la cruz.  Romanos 6:23

Mi crecimiento es por la obra de Cristo en la cruz. 

Mi madurez es por la obra de Cristo en la cruz. 

Mi perseverancia es por la obra de Cristo en la cruz. 

Mi  vida de victoria es por la victoria de Cristo en la cruz. 

Tener una vida abundante, plena, satisfactoria, no es por lo que hago, sino por lo que creo de la Palabra de Dios. No se debe perder de vista lo hecho por Jesús en la cruz del calvario a mi favor.

No tengo que sostener yo mi bienestar espiritual, sino que Dios me sostiene con su Diestra de Justicia, mientras camino en obediencia a su Palabra, en integridad durante mi peregrinación por este mundo.

Al recibir a Cristo en mi vida, junto con él, recibo todo lo necesario para vivir como él quiere que yo viva. Por medio de la acción de su Espíritu Santo en mi vida, me capacita espiritualmente para una vida de plenitud.

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