Esto es lo que dice La
biblia con respecto a la condición del hombre frente a Dios.
1 – Muerto en delito y pecado. Separado de Dios.
2 – Siguiendo la corriente de este mundo.
3 – Influenciado por el espíritu de desobediencia del
mundo.
4 – Agradando a mi naturaleza caída, haciendo lo que
me parece.
5 – Sin Dios y sin esperanza en este mundo.
6 – Lejos de Cristo, sin promesas, sin ciudadanía
celestial.
Pero no todo está perdido. Hay esperanza para el ser
humano que quiere cambiar su condición frente al Creador.
También lo que Dios hizo
por mí, al enviar a Cristo a este mundo.
1 – Me dio vida en Cristo Jesús.
2 – Me resucitó y me sentó en lugares celestiales con
Cristo.
3 – Por medio de Jesucristo mi Señor me acercó a Él.
4 – Me hizo parte de su pueblo y me hizo partícipe de
las promesas.
5 – Me reconcilió con Dios por medio de Cristo.
6 – Me hizo ciudadano de su reino para andar en las
buenas obras.
Todo esto es lo que debo creer y vivir en mi diario
andar, para crecer en mi vida espiritual, confiando en la misericordia de Dios,
y no en mi propia obra. Muchos de los fracasos en la vida cristiana, es por no
prestar atención a lo que nos declara la palabra de Dios, con respecto a cuál
es mi responsabilidad dentro de esa nueva vida que Cristo me vino a dar.
Por lo tanto, la Biblia me
enseña que:
Mi salvación es por la obra de Cristo en la cruz. Romanos 6:23
Mi crecimiento es por la obra de Cristo en la
cruz.
Mi madurez es por la obra de Cristo en la cruz.
Mi perseverancia es por la obra de Cristo en la
cruz.
Mi vida de
victoria es por la victoria de Cristo en la cruz.
Tener una vida abundante, plena, satisfactoria, no es
por lo que hago, sino por lo que creo de la Palabra de Dios. No se debe perder
de vista lo hecho por Jesús en la cruz del calvario a mi favor.
No tengo que sostener yo mi bienestar espiritual, sino
que Dios me sostiene con su Diestra de Justicia, mientras camino en obediencia
a su Palabra, en integridad durante mi peregrinación por este mundo.
Al recibir a Cristo en mi vida, junto con él, recibo
todo lo necesario para vivir como él quiere que yo viva. Por medio de la acción
de su Espíritu Santo en mi vida, me capacita espiritualmente para una vida de
plenitud.