El que habita al abrigo del Altísimo,
morará bajo la sombra del Omnipotente, y puede decir al Señor, esperanza mía, castillo mío, mi
Dios en quien confiaré. Salmo 91
Los tiempos en que vivimos, son peligrosos, lleno de violencia e
inseguridad, un mundo que nos es adverso, un mundo de injusticias, un mundo con
enfermedades difíciles de controlar. Donde aún la naturaleza nos pasa la
factura de todo el daño que le hemos hecho. Eso produce mucha angustia en el
ser humano, y no sabe a quién recurrir ni adonde ir.
Es tiempo de acercarse a Dios por medio de Cristo. Él es el
único refugio seguro que existe, además nos invita a que nos acerquemos a él,
para estar protegido de todo lo malo que quiere destruirnos. El ama al ser
humano de tal manera que entregó la vida
de su Único Hijo por la humanidad. Jesús dijo; Vengan a mí todos ustedes que están cansados y
agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy
apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
Seamos sabios, pongamos nuestra vida en las manos de Cristo,
habitemos a su abrigo y estaremos seguros y protegidos acá en la tierra, y en
la eternidad viviremos con él.
Él es el único seguro de vida de cobertura total, sin letras
chica, tampoco tiene fecha de vencimiento. Especial para este tiempo que
estamos atravesando, y para todos los tiempos de aquí en adelante, porque no
van a ser mejores, pero nosotros los que creemos, estaremos bien protegidos por
el Dios Todopoderoso.
Que tengan un bendecido y feliz comienzo de mes, bajo la protección
de Dios, que nos protege mucho mejor que la “caña con ruda” y no tiene
contraindicaciones.
Los abraza en Cristo. P. Sosa